lunes, 28 de marzo de 2016

Obama, métodos y metodólogos

Por Carlitos

Con su visita, Obama reconoció al gobierno socialista cubano y el fracaso de la política de más de diez administraciones norteamericanas. Dicho así, podría parecer poco, pero estamos en presencia de un suceso anómalo en la historia de la humanidad: un gobierno muy poderoso plegado ante la resistencia de un país pequeño.

Cuba gana en todos los sentidos (política y económicamente) y por primera vez en 60 años tiene la oportunidad de hacer lo que quiera con su futuro.

Con su visita, Obama también demuestra que (al menos él y su equipo) vienen apertrechados para la guerra de los símbolos. Desembarcó con un cuidadoso andamiaje mediático para encantarnos con el american dream, con un discurso débil pero hábil.

Fidel estaba claro, la batalla definitiva sería la de las ideas. Sin embargo, nosotros dimos la impresión de quedarnos parados en ese campo, la sensación de "quedarnos dados".

Lo contradictorio es que mientras la televisión nacional daba una cobertura del suceso que daba grima, Telesur daba una de lujo, con periodistas, intelectuales y personalidades cubanas. ¿Cómo es posible que teniendo la materia prima, no sepamos usarla?

Lo contradictorio es que mientras los métodos, los medios, el discurso oficial lucían frágiles frente a la personalidad de Obama y el trabajo de sus asesores, en la calle te encontrabas las reacciones más increíbles de madurez política.

Sería iluso creer que todos los cubanos piensan como los entrevistados por televisión luego del discurso en el Gran Teatro, pero sería simplista suponer que todos quedaron cautivados. Cuba es mucho más que eso. Como me dijo una amiga muy joven: "la gente tiene mucha mesa redonda en sangre y no se va con la de trapo".

Tenemos una amplia cultura de izquierda, una vanguardia intelectual y artística sensibilizada con las causas más nobles y un imaginario de justicia social que no se desbarata en dos días, por muchas necesidades que haya. Pero estamos corriendo el riesgo de malgastar ese capital único.

Cuba ganó una gran batalla por resistir y perseverar, pero solo podrá ganar la próxima en la medida en que sea capaz de cambiar y adaptarse al nuevo contexto, de rescatar (ahora es posible) la esencia del proyecto emancipador que nos condujo hasta aquí.

¿Discutirá el próximo Congreso del Partido sobre estos temas? Sé que la economía nos carcome, pero incluso a la economía la carcome muchas veces una mentalidad que nos niega como proyecto.

En momentos definitorios y convulsos no solo es importante preguntarse hacia dónde queremos ir, sino a hacia dónde vamos realmente. La política se concreta en los métodos y algunos metodólogos nos pueden estar torciendo el camino. 

lunes, 21 de marzo de 2016

La hora cero

Por Carlitos

La política exterior de los Estados Unidos es una mezcla de soberbia e inteligencia. Obama es un político con una trayectoria admirable, un hombre de la izquierda norteamericana, una figura carismática, pero no deja de ser el representante de ese gobierno.

Su visita ha sido preparada con mucha suspicacia y profesionalidad (como hace mucho no sucedía). La estocada final parece ser el discurso que dirigirá al pueblo de Cuba, en el que, según Ben Rhodes, "el mensaje será distinto pues dejaría claro que Estados Unidos ya no es responsable de los retos que enfrentan los cubanos en la vida diaria".

¿Prevalecerá en el Gran Teatro "Alicia Alonso" la inteligencia o la soberbia?

Si prevalece la inteligencia, Obama podría esbozar una nueva esperanza para muchos cubanos, ya no en las relaciones con Estados Unidos sino en sus valores. Esperanza de humo, pero poderosa, que ha destrozado naciones y proyectos emancipadores, y que plantearía complejos retos adicionales al proceso de cambios en Cuba.

Si prevalece la soberbia, si por un mínimo desliz se deja caer explícitamente el mensaje hoy implícito de que Estados Unidos viene a decirnos como es que tenemos que hacer las cosas, si el discurso oliera a 1898, a intervención pura y dura, los genes de la nacionalidad cubana bien pueden renacer desde las pieles más inimaginables y el tiro le puede salir por la culata.

Se aprende fácil a decir "no es fácil", "qué bolá" o "almendrón", pero no tan fácil qué nos hace diferentes, por qué cuando se cayó el campo socialista nos mantuvimos en pie, y por qué fue la poderosa "América" y no Cuba la que tuvo que cambiar su estrategia de confrontación.

Oiré con respeto lo que nos tiene que decir el presidente Obama, pero no espero mucho de sus palabras. Más espero del "jugo" que le pueda sacar Cuba a esta nueva y necesaria etapa de convivencia entre contrarios, como le dice Jesús Arboleya.

Desde este blog hemos dado rienda suelta a nuestras preocupaciones sobre el futuro de Cuba, sobre los peligros que acechan la construcción del socialismo. Pero lo hemos hecho desde dentro, conscientes de que son cosas que solo debemos y podemos resolver entre cubanos.

Lo digo hoy, a modo de declaración de principios o pequeña serenata diurna, porque si algo debemos sacar de esta visita, es que no necesitamos mesías de fuera ni de adentro. Necesitamos apelar a lo mejor de nosotros, a esas fuerzas poderosas que hicieron a Estados Unidos tener que aceptar la derrota y cambiar el rumbo de su política.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Otra gota, y otra… y otra


A propósito de la visita de Obama
Por JS
Me acosa el carapálida con su forma de ver
su estética, su ángulo, su estilo, su saber.
Silvio Rodríguez
Hay verdades cantadas y otras no tanto. Hay hechos que levantan una algazara tremenda, tanta que llega a obstinar – en el sentido más cansino de la palabra –. Es el caso de la próxima visita del presidente Obama a Cuba. Uno trata de mantener la prudencia por varias razones: para no disminuir el significado real de este acontecimiento, por evitar “montarse” sobre el hecho con un discurso de barricada o viendo la posibilidad de hablar con más crudeza de nuestros innumerables problemas, por no entrar en la “moda” de las redes sociales… En fin.
No es cosa fácil. Han sido muchos años de un discurso político que puso en el mismo nivel simbólico la lucha por el socialismo y el enfrentamiento al imperialismo norteamericano. A veces parecía que el socialismo fue la opción de proyecto que se identificó como la forma mejor de legitimar el enfrentamiento a los Estados Unidos. Por otro lado, han sido muchos años de querer, desde el Norte, “jodernos” por todas las vías posibles. ¿Cuánta gente, en cuántos programas docentes, ha recibido un historial de las agresiones de los Estados Unidos contra Cuba?
Más allá de esto, la principal pregunta que me hago con esta visita es ¿cuál es su contenido, su probable efecto real?
Sobre las visibilidades
En este sentido, probablemente habrá tres beneficiados potenciales. Digo potenciales, porque uno de ellos – el gobierno cubano – tendrá que hilar muy fino en materia de comunicación, manejo de la información y aprovechamiento de la visita. Sí, aprovechamiento, con toda la carga utilitaria con que suena.
Los tres beneficiados podrían ser la administración del presidente Obama – o él mismo –, el gobierno cubano y los partidarios del restablecimiento de la dominación de los Estados Unidos en Cuba. En todos los casos sería por un proceso de legitimación.
Obama, certificaría con un hecho diplomático sin precedentes el cambio táctico en la política hacia Cuba. Ya el tren de la “normalización” – que antes intentó asomar su cara con Kennedy y Carter – lo había tomado. Sobre las razones de este rejuego en el contexto latinoamericano actual – y también en la coyuntura cubana – se ha escrito bastante.
En su calidad de actor de este proceso, el gobierno cubano también se legitima. La cobertura mediática y el hecho de situarse durante unos días en las principales noticias están garantizados. En realidad no es algo que le debamos a Obama, la condición sui generis de esta cobertura radicará en la polarización que ha marcado la relación entre ambos gobiernos durante las últimas seis décadas.
Finalmente, la denominada disidencia pro-norteamericana puede resultar una beneficiada colateral. ¿Cuáles serían los posibles escenarios de ese beneficio? 1. Que Obama se reúna con sus representantes (ya sabemos que muchas agencias situarán estas noticias por encima de otras actividades “oficiales”); 2. Que no lo haga y comience entonces el culebrón de las denuncias o la descalificación de la propia visita.
Lo que sí me parece cantado, es que excepto las mejoras de algunas calles por las que circulará la comitiva, la aceleración de los arreglos del estadio Latinoamericano, retoques en la Universidad de La Habana y la celebración del juego con el Tampa Bay la visita en sí no tendrá un efecto en la mayoría de la gente en Cuba. El verdadero efecto de la visita llegará – si lo hace – como parte de un proceso que comenzó en diciembre de 2014, va a un ritmo lento y tiene sus amagos desde la década del sesenta; marcado por momentos de acercamiento, distanciamiento y confrontación.
Sobre el utilitarismo
Las fronteras entre “utilizar” o “ser utilizado” son difusas. Éticamente puede resultar criticable situar esos términos como categorías de análisis. Además, en esta pelea “de león pa’ mono” es casi risible hablar de utilizar a nuestro favor el denominado proceso de “normalización”.
Una de las claves pasa por entender qué tiene la categoría central en la Cuba actual. Si en determinado momento la permanencia del proyecto transitaba por cuestiones ideológicas y políticas; ahora mismo el elemento regulador de la estabilidad (o no estabilidad) del país pasa por lo económico. Es cierto que la sociedad funciona como sistema, pero también, que el debilitamiento del ideal de socialismo y los daños al consenso Estado-pueblo en los últimos años pasan, principalmente por las deformaciones económicas y sus ramificaciones en todas las áreas.
No se trata ahora de asumir que un viraje hacia las relaciones económicas con los Estados Unidos sería nuestra tabla de salvación, un axioma que intentaría articular lo impensable: el socialismo con la principal potencia imperialista. Por cierto, me permito un comentario al margen del tema central, las formas de hacer política en Cuba han sido – en ocasiones – tan burdas y manidas, que mucha gente reacciona ante lo sórdido (agresiones, sanciones extraterritoriales) y permanece en paz ante lo sutil (pago por terceros, agencias para la democracia, reproducción del esquema cultural europeo que considera que tiene que “alfabetizarnos” en cómo construir la democracia).
Regresando al tema, la condición satelital y la dependencia – a veces parece tan cara a la cultura económica cubana – que nos hizo gravitar, por razones diversas, entre España, Estados Unidos, la Unión Soviética, el CAME, Venezuela… ha demostrado que no es un camino para la permanencia del proyecto. Ello no significa, que se desechen las potencialidades de un intercambio con los norteños. En esta tesitura, más allá de las demandas que ratifica el gobierno cubano, podría preguntarse al presidente Obama: ¿situaría como primer escenario de esa “normalización” las relaciones económicas? ¿Tendría interés en modificar la tendencia de identificar como principal interlocutor a los empresarios privados y no a las empresas estatales cubanas? ¿Aceptaría las esferas de cooperación económica definidas en la cartera de negocios cubana o intentaría imponer sus intereses de inversión? ¿Compartiría una posición de horizontalidad respecto a otros socios comerciales o por saldar la deuda histórica – y aprovechar la geografía – apostaría por el dominio económico sobre Cuba? Claro que estas interrogantes superan y escapan a sus posibilidades como presidente, pero sirven para ilustrar la multitud de interrogantes que genera el proceso, en el que la visita es un aderezo – importante – pero aderezo al fin.
Con estos y otros debates recibe Cuba al presidente de los Estados Unidos. Sin espuela, sable y arnés, en esta ocasión con la cara menos pálida; pero con los mismos arrebatos consustanciales a la mentalidad de poder de la nación que dirige.  
Ahhh… casi se me olvida. Hay mil cosas que hablar de Cuba, pero eso lo hacemos cotidianamente en A mano y sin permiso y sin Obama.
Me acosa el carapálida
Me acosa el carapálida que carga sobre mí,
sobre mi pueblo libre, sobre mi día feliz.
Me acosa con la espuela, el sable y el arnés;
caballería asesina de antes y después

Me acosa el carapálida norteño por el sur,
el este y el oeste, por cada latitud.
Me acosa el carapálida que ha dividido el sol
en hora de metralla y hora de dolor.

La tierra me quiere arrebatar,
el agua me quiere arrebatar,
el aire me quiere arrebatar,
y sólo fuego,
y sólo fuego voy a dar.

Yo soy mi tierra, mi agua, mi aire, mi fuego.


Me acosa el carapálida con el engaño vil,
con cuentas de colores, con trueque de uno a mil.
Me acosa con su elixir de la prostitución.
Me acosa con la gloria perdida de su Dios.

Me acosa el carapálida con su forma de ver
su estética, su ángulo, su estilo, su saber.
Me acosa el carapálida con sintetización
y quiere ungirme el alma con tuercas de robot.

Me acosa el carapálida con la guerra sutil
hasta que digo basta y carga sobre mí.
Me acosa con su monstruo de radiactividad,
su porvenir de arena, su muerte colosal.

Me acosa el carapálida que siempre me acosó,
que acosa a mis hermanos, que acosa mi razón.
Me acosa el carapálida que vive de acosar,
hasta que todos juntos le demos su lugar.
(1979)


lunes, 14 de marzo de 2016

La guerra de los símbolos

Por Carlitos

En siete días Obama estará en La Habana. Será un paso importante en la intención de hacer irreversible el camino de acercamiento entre ambos países, acercamiento que aun sin ninguna medida de peso empieza a dar muchos frutos (el turismo, el interés de los inversores y las renegociaciones de deuda).

Pero molesta el tratamiento a Obama como si fuera un héroe o un mesías. Molesta ver a la gente esperando o pidiéndole las cosas que debemos resolver nosotros solos. Obama es un político brillante, un buen orador, alguien que supo en este particular tomar las decisiones más sensatas, pero nada más.

Como él mismo ha dicho, el objetivo con Cuba es el mismo con otros métodos. Sus principales medidas aún son tibias y dirigidas a promover los valores y los actores que ellos creen ayudarán a los cubanos.

Mientras, se mantienen las multas a bancos extranjeros por operaciones con Cuba. Obama responde en la previa una carta a la Damas de Blanco y Michelle promoverá en La Habana su programa "Let Girls Learn" para dar acceso a la educación a niñas y adolescentes a las que no se les permite ir a la escuela.

Su visita es el preámbulo de otra a Argentina, para saludar al gobierno que más ha hecho en contra de los "de abajo" en el continente. También en estos días ha recrudecido el discurso y las medidas hacia Venezuela, para recordarnos cual es tono del "rescate" de su influencia sobre la región.

En Cuba, Obama intenta llenar los vacíos que deja la labor ideológica interna. Tiene un discurso jovial, fresco, que estará cuidadosamente preparado, pero parece espontáneo. Utiliza las redes sociales y equipos de comunicación le asesoran como manejar estratégicamente la noticia.

Irá al juego con los Tampa Bay. Y aunque no hay detalles exactos de su programa, se comenta que irá a la Fábrica de Arte Cubano, a paladares y no se descarta que al igual que Kerry montará algún almendrón descapotable. Obama quiere enseñarnos el cuban dream y nuestra gente, en medio de escaseces acumuladas y un discurso desfasado, puede ser presa fácil.

Estamos en una guerra de símbolos y con símbolos nuevos hay que responder. Cuba tiene resortes para ello: tiene un imaginario cultural e histórico muy sólido, tiene intelectuales con liderazgo muy comprometidos con las causas más nobles y tiene una masa no despreciable de gente a las que aun ese imaginario (bien utilizado) les funciona perfectamente.

Pero tenemos un discurso, una visualidad y unos métodos de movilización política que hace mucho tiempo no funcionan y, ante la incapacidad para convocar, dejan el espacio a otros para que lo hagan fácilmente. Los encargados de hacerlo, muchas veces funcionan como si no fueran conscientes de ello.

Hoy, 14 de marzo, vale preguntarse ¿quién asesora?, ¿quién sugiere los contenidos?, ¿quién prepara los discursos?, ¿quién estudia las tendencias de opinión?, ¿quién propone cómo utilizar la imagen, los medios y las redes sociales? ¿Acaso nadie percibe que el discurso de hoy aleja en vez de acercar, confunde en vez de sumar?

Sería muy injusto que perdamos una bronca en la forma, cuando llevamos la razón en el contenido.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Para no tener que escapar


Por JS
Para que seas buena esposa
y no envejezcas sola,
en la cama y la cocina has de saber
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo…
Ismael Serrano
No soy un feminista. Al menos en el sentido que ha ido tomando el término en los últimos años, en el sentido de declararse como tal y vincularse al activismo en forma directa. En el sentido de sustentar esa condición con referencias teóricas y una multitud de citas.
A pesar de existir en Cuba una organización nacional que agrupa – cada vez más formalmente y con menos efectividad práctica – a las mujeres, a pesar de las estadísticas que exhibe el país en el papel de la mujer como fuerza laboral y técnica y su incorporación a cargos de dirección; quedan muchas cosas por hacer. A los problemas heredados, se suman otros en el nuevo contexto de transformaciones que se producen. Las mujeres concurren en desventaja a los procesos de idoneidad laboral y a la nueva oleada de emprendimientos privados; no existe una efectiva protección a las jefas de hogar; todo esto en un país con un elevado índice de envejecimiento poblacional.
Si agregamos el machismo rampante, consecuencia de una cultura y política masculina blanca, que a pesar de la revolución que triunfó en enero de 1959 no ha logrado liberarse del esquema mental del capitalismo europeo y de las fórmulas ortodoxas del antiguo socialismo “realmente existente”, e incluso los reproduce en asuntos como la lucha por los derechos de la mujer; para muchas cubanas quedará – como para la Caperucita de Ismael Serrano – la opción de volar. Luchemos porque ese vuelo no sea para escapar.
Caperucita
Caperucita sólo tiene dieciséis
primaveras sin flores, papá le dice: "Ven.
Caperucita eres joven y tienes que aprender
a ocuparte de la casa, que serás una mujer.
Para que seas buena esposa
y no envejezcas sola,
en la cama y la cocina has de saber
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo,
que te atrapa tu destino,
que has de ser madre y esposa".
Y la pobre Caperucita llora.
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad".
Una fría tarde Caperucita iba
a casa de su abuela a llevarle comida,
cuando se encontró con un lobo feroz.
Dime dónde vas niña, que te acompaño yo.
La muchacha se supo perdida.
Gritaba Caperucita
mientras la devoraba el lobo.
Bajo la falda del vestido
estallaron los dormidos
sueños que en la noche
la mantenían viva. Pobre Caperucita.
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad".
Una gris mañana Caperucita se casó,
vestida de blanco, bella como una flor.
Su marido, muy elegante, otro lobo feroz,
y su padre orgulloso lloraba de emoción.
Ahora cada noche el lobo la devora,
clava sus dientes, y llora
Caperucita mientras espera a que un aullido
le diga que el dormido animal despertó.
Después descansa tranquilo el malvado lobo feroz.
La cara de Caperucita alumbra una sonrisa
mientras mece una cuna. En ella está una niña,
quizás futura oveja para un lobo feroz,
a no ser que afortunada la rescate tu amor.
Caperucita la arrulla contra el pecho
y un murmullo lento, lleno
de esperanza y vida,
canta Caperucita.
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad.
Quiero volar".
https://www.youtube.com/watch?v=DraatpWuDAE



martes, 8 de marzo de 2016

Ha muerto Marta Jiménez, combatiente del Directorio Revolucionario

Por Rosario Alfonso Parodi*

Marta siendo casi una niña vio como una nube de miedo se cernía sobre Cuba, un país que de nuevo padecía la dictadura del hombre que mató a Guiteras. Marta tímidamente, participó por primera vez en un acto político, en la velada de desagravio que hizo la FEU en la Colina, a la Constitución. Allí, donde estudiaba Farmacia, conoció a Fructuoso Rodríguez.

Los propios compañeros de él, ya curtidos en manifestaciones y golpizas veían en ella a una muchacha tierna y hermosa que no imaginaba el problema en que se había metido.

Solo Fructuoso entendió en ella la compañera de la felicidad, pero también la compañera en la búsqueda, que significaba, el sacrificio de las comodidades, el riesgo de ser abandonado a tu suerte, de ser herido, de ver caer a los amigos Y… el de morir, el de morir físicamente, no la abstracción, no la disposición, porque a los veinte años era para ellos morir, un lugar, un día y un escenario.

Así sin la aprobación de los padres que esperaban para su única hijita la felicidad cómoda de un hogar pacífico, tradicional, el 27 de julio de 1956 se casó con Fructuoso, y José Antonio fungió como su testigo y Juan Pedro Carbó, que fueron desde entonces hermanos también para ella, como hacía tiempo lo eran para él.

Pero Marta agradeció siempre a Fructuoso que de inmediato fuese junto a ella ante el padre y le pidiese que les aceptara, que la vida les corría delante con mucho filo y tenían un deber y deseaban ser plenos y eso solo pasaría estando juntos; el viejo padre de la novia conmovido por ese muchacho raro, que mientras todos querían graduarse y tener un automóvil, quería hacerle la guerra a la dictadura, se iluminó y entendió y les abrazó a los dos y le dijo lo que se dice en esos casos de emoción sincera: es usted ya mi hijo.

Marta y Fructuoso vivieron un amor sin temores, se adaptaron a vivir el sobresalto de las casas de seguridad, de escapar en el carro que ella manejaba tan bien cuando ajusticiaba un comando del DR a algún esbirro, aprendieron a vivir con sencillez junto con los que poco después iban a tomar las armas como único camino, aprendieron a comprar los muebles que no se van a usar, ella aprendió también a actuar ese 13 de marzo con naturalidad y con paciencia e ir a trabajar como cualquier otro día, aun cuando escuchaba el movimiento de una ciudad que se enredaba en la muerte, aun cuando ese 13 de marzo ya espera un hijo de Fructuoso.

Por eso ese día salió caminado por la calle 23 y caminó y caminó sabiendo que Fr. estaba vivo, como después con el sabor de la premonición supo que estaría muerto; y embarazada no paró de andar, de ir de casa en casa, preguntando por él y rogando que le dieran noticias, y no se detuvo hasta que llegó de pronto al pequeño apartamento de Nena Pérez en el que él, Fructuoso, con otro halo de presagio en la mente, abrió la puerta EL MISMO y la abrazó y la besó y le pidió que se cuidara y le pidió que llamase al niño con el nombre de Ubaldo, para que fuera un hombre honrado, y le hizo un chiste de lo obstinada que era, y la hizo irse de ese sitio con la energía de las tareas nuevas y de verle el sábado santo.

 

Ese 20 de abril ella salió y mientras escogía para él unas camisas supo que había acabado el futuro de la forma imaginada, el futuro iba a ser otro, ella salió de la tienda con la noticia de muerte: entre los asesinados, Fructuoso, al que sus matadores acribillaron con toda la vileza con la que se mata al ideal en el cuerpo de un muchacho de 20 años.

Marta tiene una amiga que la describe ese día mejor que nadie; ella dice: Marta era una leona, Marta es una leona; ese día 20 de abril con su madre y su prima a cada lado, y aguantado con ambas manos su barriga de 7 meses llegó al necrocomio de La Habana para que le dieran el cadáver de Fructuoso, que Ventura había ordenado dejar desnudo y tirado frente a todos como escarmiento. La sangre impresionante no la quebró; le pidió a gritos a la gente que se agrupaba allí, que la apoyase a rescatarlo y se llevó a Fructuoso al cementerio; Marta cargó en andas el cuerpo de Fructuoso con el horror a la muerte y con un dolor muy poderoso que da más valor en la medida que más asusta. Marta cantó un himno y enterró a Fr. Era ella tan hermosa, tan joven y tan fuerte, que era ya la más madura combatiente; tenía 22 años y decidió que su vida no acababa porque renunciar, quebrarse o compadecerse era la traición.

Marta me contó que el día que nació su hijo pensó con alegría en Fructuoso, aunque lloró tanto, pero por la alegría de ver a su hijo arropado con una bandera cubana en la cuna, enviada clandestinamente allí por los hombres del Directorio, que le rendían homenaje a ella, combatiendo.

Desde entonces Marta se marcó una misión de obra, llevar a los responsables del crimen a la justicia, y seguir contribuyendo a la caída de la dictadura. Entonces puso una demanda por el crimen al peor asesino, a Esteban Ventura, que la perseguía en la calle con el miedo mediocre que se siente ante la dignidad de los otros. A MARTA JIMÉNEZ LE TEMÍAN LOS ASESINOS.

Ella siguió peleando, fue por toda Cuba como viajante de farmacia, recaudando centavo a centavo para El Escambray, peleó contra los obstáculos, los muros que se interpusieron en su camino a la justicia, pero ganó, porque nada es más vibrante que una misión de vida y la seguridad de llevar contigo convicciones de justicia, ella se sobrepuso a todo Y GANÓ.

Ganó porque aunque el dolor marcó su vida, NUNCA, NUNCA la venció, amilanó su carisma o su delicadeza. Ganó porque vivió una revolución que dio a los que nada tenían un país entero, ganó porque vio ante la justicia al delator, porque nunca se sintió ajena en su país y cada lucha fue su lucha, porque fue albacea de una memoria de héroes.

GANÓ porque sintió que cada pequeño aporte en su vida cotidiana era una razón para estar viva, porque en cada acto aunque fuese pequeño y olvidado a sus compañeros, ante una tumba, ante una tarja estuvo y llevó con ella el abrazo y la palabra de fe que espanta las palabras vacías del olvido.

GANÓ sobre todo porque miró atrás muchas veces, Y NO TUVO QUE ARREPENTIRSE DE NADA, si recibió alguna gratificación en la vida esa fue la más importante CAMINAR CON LA CABEZA EN ALTO de haber vivido honradamente, cabalmente.

Pocos iluminados llegan al final con un logro semejante.

 

*Periodista, investigadora y realizadora audiovisual.

 

lunes, 7 de marzo de 2016

Los dueños de Cuba

Por Carlitos

A la vuelta de unos años: ¿quiénes serán los dueños de Cuba? ¿los capitales españoles o norteamericanos (nuevamente)? ¿los cubanos que se fueron? ¿los cubanos que robaron y desfalcaron la empresa estatal en medio del descontrol, la vista gorda y los bajos ingresos? ¿los cubanos que se hacen ricos en medio de mercados poco regulados? ¿o los cubanos simples y llanos que hicieron posible y real, aun con todos sus defectos, el proyecto socialista cubano?

Muchas cosas han cambiado en los últimos años, muchas que tenían que cambiar, pero el dinero se está concentrando cada vez más. Y una cosa es que gane más el que más trabaja y otra muy distinta que gane más el que más invente, el que más habilidad tenga para encontrar la brecha legal, comercial o tecnológica que permita hacer mucho dinero en muy poco tiempo.

Por vías visibles y otras no tanto, norteamericanos, cubanoamericanos, españoles, los nuevos ricos cubanos, están haciendo mucho dinero, están comprando las mejores propiedades de La Habana, están montando negocios más rentables que en cualquier otro lugar del mundo y están esperando para dar "golpes" mayores.

Esa es nuestra llamada "acumulación originaria del capital" y si no reinventamos el Socialismo o una sociedad alternativa al capital, esos serán los dueños de Cuba más temprano que tarde, lo queramos o no. Lo dijo Karl Marx, el autor de El Capital, uno de los libros más vendidos en Europa durante la crisis de 2008.

Necesitamos más mercado (y mejor Estado), mayor conexión comercial, política y tecnológica con el mundo, pero solo si es posible redistribuir ingresos, dar oportunidades y empoderar a los de abajo. Si no, en nada nos diferenciaremos de otros modelos. ¿Qué sentido tiene sustituir el monopolio estatal por el monopolio privado o extranjero?