miércoles, 3 de febrero de 2016

Sobre el trastorno bipolar


Por JS
En el amor el bipolarismo parece una bendición. Al menos así lo presentaron Evangelina Sobredo (Cecilia) cuando grabó su sencillo “Un ramito de violetas” en los setenta y quienes posteriormente versionaron la canción: Manzanita, Pastora Soler, Zalo Reyes, Pablo Milanés y Víctor Manuel, Lolita Flores, entre otros. El encanto de ese movimiento lo reivindicó también Ana Belén cuando interpretó “Entre dos amores”: la pasión llega con el cambio, la locura con el vértigo de la transitividad.
Parece que el éxito amoroso depende de lo caótico del movimiento. Cuando el traslado se ordena y ocurre en una dirección puede ser fatal. Así ocurre en “Un extraño en mi bañera”: el movimiento deriva en la violencia. Siempre existe la posibilidad de culpar al “otro”. En esta canción “el otro” es un tercero: el alcohol.
Ese relativismo – oxigenante en el amor – es nefasto en la política. Después de liberarnos de esa tontería que la tipifica y naturaliza como “sucia”, podría sacudirnos la necesidad de reivindicar formas diferentes de “hacer política”. A fin de cuentas, somos los hombres y las mujeres quienes la enturbiamos.
Si a Cecilia le funcionó en su canción representar un sujeto múltiple y único: un marido demoníaco y con mal genio, y a la vez amante desconocido y poeta; a quienes vivimos en Cuba no nos funciona esa fórmula aplicada en la política. Los saltos no apasionan, desorientan. No oxigenan, desmotivan.
El trastorno bipolar se expresa en las más diversas formas. Hemos mencionado antes la política exterior. Los éxitos de la derecha en Venezuela y Argentina, los vaivenes de Brasil, han obligado a replantearse geopolíticamente las relaciones económicas del país. Sin embargo, ya desde antes se prefería un acercamiento a Peña Nieto que una condena enérgica al crimen de Ayotzinapa.
En lo económico, el discurso de “sostenibilidad y prosperidad socialista” encubre el ensanchamiento de la diferenciación y la tendencia a privilegiar la pequeña y mediana propiedad privada capitalista. En el caso de las cooperativas, son las inducidas por el Estado las que vencen con mayor celeridad todos los trámites burocráticos. Como economía y política van de la mano, una parte de los “nuevos emprendimientos y empresarios” están familiarizados – de una forma u otra – con importantes figuras políticas del país. Esa realidad, que muchas veces es un secreto a voces, tiene un funesto saldo simbólico para la preservación del ideal socialista.
En lo político, después de los ejercicios democráticos que significaron las discusiones del discurso pronunciado por Raúl Castro el 26 de julio de 2007 y el proyecto de Lineamientos; sobrevino una progresiva disminución de estas experiencias. Momentos como la aprobación del Código de Trabajo y la Ley de Inversión Extranjera fueron una expresión. El clímax ha llegado con el VII Congreso del Partido Comunista: 1. Se desarrolló el proceso de asambleas municipales y provinciales, con la consecuente elección de los principales dirigentes partidistas en los territorios, antes de definirse el tema central de discusión del Congreso; 2. Todo parece indicar que no existirá un proceso de discusión en la base y que el paso previo al debate en el cónclave será “una discusión de especialistas y políticos”.
Otro terreno de dobleces se encuentra en la reivindicación de las demandas particulares de grupos o individuos. Si por un lado se ha visibilizado y promovido la lucha contra la homofobia con participación institucional (CENESEX) y parlamentaria (diputada Mariela Castro); asuntos como el racismo, la violencia contra la mujer, su lugar en la familia o la terciarización del empleo femenino no han corrido igual suerte.
Serían muchos los ejemplos de estas traslaciones en la política de la Cuba actual. El problema está en que no parecen movimientos pensados, sino bandazos. Y los bandazos en la política no tienen el encanto que se les atribuye en las canciones de amor.


Un Ramito de Violetas


Era feliz en su matrimonio
Aunque su marido era el mismo demonio
Tenía el hombre un poco de mal genio
Y ella se quejaba de que nunca fue tierno
Desde hace ya más de tres años
Recibe cartas de un extraño
Cartas llenas de poesía
Que le han devuelto la alegría
Quien le escribía versos dime quien era
Quien le mandaba flores por primavera
Quien cada nueve de noviembre
Como siempre sin tarjeta
Le mandaba un ramito de violetas
A veces sueña y se imagina
Cómo será aquel que tanto la estima
Sería un hombre más fiel de pelo cano
Sonrisa abierta y ternura en las manos
No sabe quien sufre en silencio
Quien puede ser su amor secreto
Y vive así de día en día
Con la ilusión de ser querida
Quien le escribía versos dime quien era
Quien le mandaba flores por primavera
Quien cada nueve de noviembre
Como siempre sin tarjeta
Le mandaba un ramito de violetas
Y cada tarde al volver su esposo
Cansado del trabajo la mira de reojo
No dice nada porque lo sabe todo
Sabe que es feliz, así de cualquier modo
Porque él es quién le escribe versos
Él, su amante, su amor secreto
Y ella que no sabe nada
Mira a su marido y luego calla
Quien le escribía versos dime quien era
Quien le mandaba flores por primavera
Quien cada nueve de noviembre
Como siempre sin tarjeta
Le mandaba un ramito de violetas





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