viernes, 9 de enero de 2015

El 17D: secuencias y consecuencias VI

(Catalejo, el blog de Temas, 7 de enero de 2015)

Jesús Arboleya. Profesor. Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) y la Universidad de La Habana.

Con el fin de seguir contribuyendo a la comprensión de la relación Estados Unidos-Cuba, Temas sometió a un selecto grupo de investigadores de ambas orillas este breve cuestionario, dirigido a estimar los desafíos del 17D y sus posibles secuencias, a corto y mediano plazos. Se inicia la publicación de esta serie en Catalejo, el blog de Temas, el 5 de enero, vísperas del aniversario 54 de la ruptura de relaciones diplomáticas. Con la intención de ampliar su alcance internacional, el contenido de esta serie comenzará a editarse también en inglés en los próximos días.

Temas: ¿Cuál es el significado de las nuevas políticas entre los Estados Unidos y Cuba? ¿Cuáles son las medidas decisivas adoptadas de ambas partes? ¿Qué próximos pasos serían clave?

Jesús Arboleya: Creo que todas las medidas son significativas porque implican un cambio bastante integral de la política hacia cuba dentro de los límites que impone la Ley Helms-Burton. Lo determinante ahora será ver el grado de flexibilización y alcance con que se aplican. De esto dependerá su irreversibilidad cualquiera sea el resultado de las elecciones de 2016.

Temas: El ejercicio de la política en los Estados Unidos y en Cuba estuvo condicionado por una confrontación permanente, el uso de la coacción por el primero, la situación de fortaleza sitiada de la segunda. ¿Cuánto cambiará ese cuadro a partir de las nuevas relaciones? ¿Qué caminos se deberían tomar para hacerlas avanzar; con qué ritmos?

Jesús Arboleya: El conflicto entre Cuba y Estados Unidos es de naturaleza sistémica y no cambiará en el futuro predecible. Lo que si puede cambiar es la manera en que se asume, lo que se denomina "normalización" lo entiendo como la posibilidad de una convivencia entre contrarios que incluye el diálogo y la negociación entre las partes. Algo que debiera ser una pauta del orden internacional.

Temas: ¿Cómo interactúan las nuevas políticas con las relaciones intrahemisféricas de ambos países? ¿Qué cambios podrían generarse en ese escenario, respecto al contexto actual?

Jesús Arboleya: El restablecimiento de relaciones con Cuba constituyó una necesidad inmediata de Estados Unidos para preservar el sistema panamericano, base de su hegemonía histórica en la región. No obstante, creo que persisten otros problemas, relacionados con su política hacia América Latina, que no quedan resueltos con este paso y continuarán asuntos en disputa con otros países y la propia Cuba.

Temas: ¿Están preparadas las sociedades y las culturas políticas de ambos lados para este encuentro? ¿Cuáles son sus ventajas comparativas? ¿Cuáles sus principales déficits?

Jesús Arboleya: No es una pregunta fácil de responder porque influyen muchos aspectos que costaría trabajo resumir en pocas palabras. En el plano cultural, estamos hablando de una relación anterior a la propia existencia de ambas naciones, que ha pervivido a pesar de todos los conflictos, porque en verdad Cuba nunca ha tenido una relación política "normal" con Estados Unidos. La cultura norteamericana sin duda resulta atractiva para la sociedad cubana y en ocasiones constituye un reto para la ideología que requiere el socialismo. A eso apuestan los que perciben el contacto como un factor de desestabilización interna, pero también esa experiencia es un antídoto para limitar sus efectos más negativos, sobre todo los que atañen a la defensa de nuestra soberanía e independencia. Si cuando tenían todo el poder para imponer sus valores no pudieron evitar la revolución socialista, no veo razones objetivas para suponer que ahora no podremos enfrentar estas influencias, sobre todo si somos capaces de diseñar una política tan inteligente como las que nos ha permitido sobrevivir más de medio siglo las peores agresiones.


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