viernes, 9 de enero de 2015

El 17D: secuencias y consecuencias V

(Catalejo, el blog de Temas, 7 de enero de 2015)

Meg Crahan. Profesora. Universidad de Columbia, Nueva York

Con el fin de seguir contribuyendo a la comprensión de la relación Estados Unidos-Cuba, Temas sometió a un selecto grupo de investigadores de ambas orillas este breve cuestionario, dirigido a estimar los desafíos del 17D y sus posibles secuencias, a corto y mediano plazos. Se inicia la publicación de esta serie en Catalejo, el blog de Temas, el 5 de enero, vísperas del aniversario 54 de la ruptura de relaciones diplomáticas. Con la intención de ampliar su alcance internacional, el contenido de esta serie comenzará a editarse también en inglés en los próximos días.

Temas: ¿Cuál es el significado de las nuevas políticas entre los Estados Unidos y Cuba? ¿Cuáles son las medidas decisivas adoptadas de ambas partes? ¿Qué próximos pasos serían clave?

Meg Crahan: Las declaraciones del 17 de diciembre de 2014 de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama reflejaron el deseo de ambas partes de avanzar hacia una relación más adecuada al interés mutuo de ambos países. El concepto original de diplomacia significa disminuir y/o resolver conflictos. Aunque desde principios de los años 60 se han hecho esfuerzos para reducir tensiones entre ambos y resolver algunos problemas, nunca se ha alcanzado el momento en que ambos gobiernos se comprometieran definitivamente a normalizar relaciones. Evidentemente, el primer paso ha sido la declaración de los dos presidentes acerca de sus deseos de normalizar relaciones. Ambas declaraciones han sido mayormente una lista de objetivos generales, sin especificar con precisiones cómo alcanzarlos. De manera que trabajar sobre los detalles en ambos lados, dentro de Cuba y de los Estados Unidos, así como entre los dos, deberá tomar buena cantidad de tiempo y esfuerzo. Otro paso hacia delante de mayor alcance ha sido la decisión de reducir las restricciones bancarias y comerciales, lo que también resultará un proceso complicado.

Temas: El ejercicio de la política en los Estados Unidos y en Cuba estuvo condicionado por una confrontación permanente, el uso de la coacción por el primero, la situación de fortaleza sitiada de la segunda. ¿Cuánto cambiará ese cuadro a partir de las nuevas relaciones? ¿Qué caminos se deberían tomar para hacerlas avanzar; con qué ritmos?

Meg Crahan: Resulta claro que vencer cincuenta años de hostilidad no será fácil. Algunos individuos y grupos en ambos lados se opondrán a cambios mayores en las relaciones bilaterales. De principal importancia será el mantenimiento de un diálogo constante acerca de los problemas en la agenda bilateral, dentro de un marco de creciente confianza y respeto mutuo.

Temas: ¿Cómo interactúan las nuevas políticas con las relaciones intrahemisféricas de ambos países? ¿Qué cambios podrían generarse en ese escenario, respecto al contexto actual?

Meg Crahan: La posición de los restantes países de las Américas ha quedado clara hace mucho tiempo. Cuba y Estados Unidos deberían iniciar un proceso que redujera las tensiones entre ambos, a fin de contribuir a mejorar la cooperación interamericana. Los desafíos que las Américas enfrentan, tanto internos como externos, requieren un mayor nivel de cooperación. La reducción de las tensiones cubano-norteamericanas facilitará la consecución de los intereses hemisféricos.

Temas: ¿Están preparadas las sociedades y las culturas políticas de ambos lados para este encuentro? ¿Cuáles son sus ventajas comparativas? ¿Cuáles sus principales déficits?

Meg Crahan: Se requiere que los líderes de ambos países les expliquen a sus respectivos ciudadanos el proceso iniciado en dirección a la normalización de relaciones. En Estados Unidos, la mayoría de la población conoce poco sobre los beneficios que traería la reducción de tensiones con Cuba, aunque la mayoría favorece el mejoramiento de las relaciones con la isla. Sin embargo, el inicio de la campaña presidencial del 2016 en Estados Unidos reducirá el grado de atención conferido a los beneficios del restablecimiento de relaciones. Es probable que los críticos de la normalización en los Estados Unidos reciban mayor atención mediática. Puesto que la mayoría de los ciudadanos se informan a partir de los medios, esto limitará la comprensión de los beneficios. Por esta causa, el proceso de normalización puede verse perjudicado, de cierta manera, por las decisiones tácticas tomadas por los estrategas de las campañas electorales.


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