miércoles, 21 de enero de 2015

Cubano que brilla en baloncesto de Argentina quiere jugar con la selección de su país

Su nombre se ha ido perdiendo en la memoria del baloncesto cubano de «adentro». «Afuera», en cambio, brilla. Y brillará aún más. Ojalá para entonces, esa luz traspase las fronteras y todos los aficionados (los de adentro y los de afuera) puedan encandilarse con el talento de Reynaldo García Zamora.

Si sigue como va, probablemente sea el tercer cubano que juegue en la NBA, después de Andrés Guibert y Lázaro Borrell. Por ahora es una de las estrellas jóvenes de la Liga Nacional de Argentina, la segunda más fuerte de América y una de las ocho más reconocidas en el mundo.

Con 24 años, ya dejó su huella en el baloncesto profesional ecuatoriano y en el de México. En ambos países su desempeño sobre la cancha mereció todo tipo de elogios, tanto que hasta de España, donde se juega un básquet de altísimo nivel, mostraron (y muestran) interés por él.

En una reciente visita a La Habana, su ciudad natal, Reynaldo accedió a dialogar con Progreso Semanal.

¿Cómo fueron tus inicios en el baloncesto?

Jugué en Cuba hasta que me fui en 2009. Estuve con Capitalinos, el Cuba B y llegué hasta la selección grande, pero fue por poco tiempo porque solicité la baja para probar suerte en el extranjero.

De aquellos años recuerdo las dos finales de la Liga Superior de Baloncesto que perdimos con el equipo de Ciego de Ávila, en 2008 y 2009. Eran juegos muy reñidos, muy fuertes.

¿Y por qué decidiste irte?

Quería mejorar económicamente, no es un secreto para nadie, uno busca ayudar a la familia para que viva con más comodidad, y además, el baloncesto en Cuba estaba cogiendo un rumbo que no me gustaba, de mucha guapería, peleas, el nivel estaba bajando.

También era tu alternativa para evitar estancarte, aspirabas a perfeccionar tu juego.

No quería que me pasara como a otros cubanos que veían pasar sus mejores años sin avanzar, sin poder elevar la calidad de su baloncesto.

¿Te resultó difícil tomar esa decisión?

Sí, yo tenía entonces solo 19 años, me habían subido a la selección nacional, que era mi sueño; además tenía a mi familia. Fue un momento duro.

¿Pero tenías alguna propuesta ya?

Unos entrenadores de Ecuador me habían contactado y analicé la posibilidad durante cuatro o cinco meses. Tras valorarlo y consultarlo bien con mi familia, acepté.

Pero la liga ecuatoriana no es de las más reconocidas del Continente.

Fue la primera vía que tuve, la más segura, me iban a dar la oportunidad de jugar, que era lo más importante para mí. Sabía que ese no sería mi destino, sino un tránsito en el camino hacia un baloncesto de más nivel. Allí me ayudaron a corregir deficiencias técnicas y tácticas, crecí como atleta en todos los órdenes.

¿Fue muy duro adaptarte?

Bastante. Sobre todo, los primeros seis meses que estuve solo allá. Al cabo de ese tiempo puede llevarme a mi esposa y a mi mamá.

Valió la pena, porque llegaste a ser el mejor de la liga ecuatoriana.

Fui campeón tres veces, en el 2009, el mismo año que llegué, y después en 2011 y 2013. Ese último año también quedé como máximo anotador y mejor jugador de la Liga.

Entonces, ¿decidiste subir un escalón?

Me fui a México, donde también tuve buenos resultados en la liga nacional de baloncesto profesional. Quedé en el segundo equipo ideal, mejor base, tercero en anotación, primero en robo de balones.

¿Y Argentina? Ya esa sí es una liga de respeto.

Los entrenadores vieron unos videos de mi desempeño en México y se animaron a contratarme. Desde septiembre de 2014 estoy allá y me está yendo bien. Esa es una Liga que se asemeja al básquet europeo, es muy táctico, de alto calibre. Muchos atletas han saltado de Argentina para Europa.

¿Y tú eres el único cubano allí?

Hasta ahora estoy yo solo. Por allá pasaron Ruperto Herrera Junior y Lázaro Borrell, por cierto, a este último lo recuerdan mucho porque dicen que destrozó la liga, fue un fenómeno, una estrella.

Has participado además en ligas sudamericanas y de América, ¿qué experiencia has sacado de ellas?

He estado en tres ligas sudamericanas y dos de América, esos torneos son breves, pero los ve todo el mundo, y si las cosas te salen bien, se te abren muchas puertas.

¿Cuáles son, a tu juicio, las principales diferencias entre el baloncesto que practicas ahora y el nuestro?

En Cuba no se trabaja con el mismo énfasis los aspectos del juego individual, allá sí. Nos pasamos una o dos horas diarias practicando lo individual, el uno contra cero, uno contra uno, allá es mejor el juego de posición. El planteamiento táctico es muy ordenado y de obligatorio cumplimiento. Hay que tener mucha efectividad desde lejos del campo. Acá, en cambio, cuando yo estaba, todo el mundo quería fajarse por un foul duro, y después la respuesta era un codazo. Allá eso no se puede hacer, cuando recibes un foul, aunque sea duro, tienes que concentrarte en anotar los dos tiros libres, y si peleas en la cancha te multan y hasta te pueden expulsar del club.

O sea, allá hay más disciplina.

Así mismo, la disciplina es esencial para poder jugar en esas ligas. Debes ser puntual en todo y estar pendiente de cada detalle, atento a las indicaciones de los entrenadores en cada jugada, si te equivocas, te puede costar hasta la salida.

Se juega con mucha concentración.

Y los entrenamientos, ¿son muy fuertes?

Allá practicamos lo más duro posible, como si estuviéramos en el juego, entrenamos dos veces al día, además de ensayar las jugadas, hacemos cerca de 300 o 400 tiros diarios. Tenemos entre tres y cuatro partidos semanales, es así durante diez meses. Es una liga larga y complicada.

Juegas de base, ¿es lo que más te gusta?

Sí, es la posición que más disfruto, trato de hacer jugar más al equipo y crear muchas situaciones, no soy un base estático. Observo mucho lo que hacen los atletas de la NBA para aprender de ellos.

¿Has tenido propuestas para otras ligas?

Cuando terminé en México hubo una posibilidad para jugar con los Estudiantes de Madrid, en España, pero ese equipo tuvo problemas económicos y no pudo hacer el contrato. Hubiera sido una magnífica oportunidad. Ahora solo pienso en seguir haciéndolo bien en Argentina, y después poder jugar en la primera división de España. Hay posibilidades también de intervenir en la Liga de verano de Estados Unidos.

Allí estarán muchos ojos sobre ti.

Eso es algo muy bueno, a lo mejor corro con suerte y dentro de dos años, más o menos, puedo cumplir el sueño de jugar en la NBA.

En el deporte cubano están ocurriendo muchas transformaciones. No se descarta que en un futuro inmediato convoquen para selecciones nacionales a atletas que como tú se desempeñan en el extranjero por contratos personales, o sea, sin mediación de CUBADEPORTES. ¿Aceptarías jugar con el equipo Cuba?

De veras que me gustaría, esperemos que los cambios lleguen pronto. Yo no soy el único, hay otros en ligas menores que también pueden ayudar para que Cuba tenga un quinteto nacional más competitivo. Imagino que a nivel de Centrobasquet seríamos de los favoritos, y quién sabe, en torneos más fuertes, hasta dónde llegaríamos.

Las competencias de las selecciones suelen ser en verano, por esa fecha las ligas recesan. Yo lo he conversado con mi agente y me ha dicho que sí, que sería una buena oportunidad que integrara el equipo Cuba.

¿Qué otros cubanos pudieran jugar en ligas profesionales?

Conmigo en Argentina está un panameño que participó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, yo le pregunté sobre eso, y él me dijo que le habían impresionado dos: Jasiel Rivero y Javier Jústiz, que ambos tenían condiciones y talento para estar en ligas fuertes. Mi entrenador ha visto videos de ellos dos y ha mostrado interés en contratarlos.

Pero hay otros atletas que también pueden insertarse en torneos de menos nivel e ir subiendo poco a poco. Creo que eso será muy bueno para detener el éxodo de tantos deportistas cubanos que quieren mejorar su calidad de juego y su economía personal.

¿Y tú no has visto jugar al equipo Cuba actual?

En Argentina se recibe la señal de Cubavisión Internacional y vi en retrasmisión los últimos tres cuartos y el tiempo extra del partido contra Puerto Rico, en los Centroamericanos de Veracruz. Los cubanos estuvieron bastante bien, pero me sorprendió que le dieran mucha responsabilidad a los jugadores más jóvenes. Todas las bolas eran para Jasiel en los momentos complicados y había otros atletas de más experiencia. Les falta mucho roce internacional.

¿Aún extrañas Cuba?

Todos los días la recuerdo. Me encanta estar acá, ir a la playa, estar con la familia y los amigos, caminar por las calles, eso no se puede hacer allá a determinadas horas porque es muy peligroso.

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