jueves, 14 de agosto de 2014

Hillary Clinton: entre los anhelos presidenciales y la geopolítica imperial

Omar Rafael García Lazo
Se puede afirmar con seguridad que en EE.UU. ya ha arrancado la carrera electoral por la silla que dejará Obama en enero de 2017. Y una de las aspirantes, hasta el momento, parece ser la ex Senadora Hillary Clinton, la ex Primera Dama y la ex Secretaria de Estado.
La señora tiene aval, de eso no hay duda, y carácter. Y conoce, porque de eso ha vivido gran parte de su vida, los intríngulis del Imperio, incluidos aquellos donde se teje, sin desparpajo, los hilos del poder de la nueva Roma.
¿Por qué digo con énfasis que ya la señora está en campaña? Pues, porque más allá de que desde hace años se conocen sus deseos de ser la primera presidenta de EE.UU., sus recientes acciones así lo evidencian.
Primero sacó su ya afamado libro Hard Choices (Decisiones difíciles), jugada que se hace habitual últimamente en todo aquel que se proponga ser presidente en ese país. La Clinton en su libro, que le ha permitido recorrer gran parte del territorio estadounidense, hace algunas "revelaciones" y expone criterios vectorialmente distintos pero no contrarios a los que reflejaba la política exterior que desde la Secretaría de Estado se encargó de defender y ejecutar y de colaborar también en su diseño.
Que si el "embargo" a Cuba no es el camino para derrotar la Revolución Cubana, que si Chávez era un dictador, que si el acuerdo entre Irán, Turquía y Brasil en el 2010 no podía ser aceptado por Washington, que si las ayudas humanitarias deben ser intencionadas…y otras curiosidades más que, insertadas en los paquetes mediáticos producidos en serie por las fábricas informativas afines al poder, tratan de presentarnos a una mujer con criterio propio, presta y abierta a los cambios. Así nos vendieron a Obama. Pero lo cierto es que, matices más, matices menos, es obvio que la Clinton se debe al sistema.

Al César, lo que es del César.
Ahora, en su afán por no salir de la palestra, se aparece con un bombazo en una nueva entrevista publicada en la revista The Atlantic. Según la dama, el ejército terrorista autoproclamado Estado Islámico pateado en Siria y avanzando en Iraq, tomó fuerza debido al fracaso de Obama en su estrategia contra Siria.
No se puede negar que existen especímenes estadounidenses que nacieron para la política y el sistema los aúpa y promueve. Y esta señora es uno de ellos. La versátil oratoria y los vericuetos lingüísticos forman parte de la habilidad de la ex secretaria que con un dominio extremo de los eufemismos se llenó de valor para afirmar que si EE.UU. hubiera entrenado a tiempo al Ejército Libre de Siria, la cosa hubiera sido distinta.
Quien quiera chambelona que compre, y el que no, que se informe. ¿Cómo es posible semejante chiste de mal gusto de la próxima precandidata a la presidencia del Imperio? ¿Acaso pretende hacerle creer a alguien que EE.UU. con toda su tecnología y redes de espías no conocían la catadura moral ni las fuentes de suministros de los rebeldes sirios? ¿Acaso pretenden hacernos creer que no participaron en su organización con el apoyo de sus aliados árabes antisirios y la participación entusiasta de Israel?
Aunque la Clinton cacareó, pero con la necesaria prudencia, la necesidad de apoyar con más fuerza a los mercenarios y terroristas sirios que intentaban sacar del poder a Bashar Al Assad,  lo cierto es que ahora la señora intenta zafarse con suficiente tiempo del desastre en que han convertido al Medio Oriente, responsabilidad que debe asumir junto a Obama, pero que para ser justos, recae también en la dinastía Bush.
Afirmar, como lo hizo la Clinton, que la oposición siria no es creíble, es un desmarque cínico del pantano que han provocado en un país que tiene fronteras con Líbano, Israel, Jordania, Turquía e Iraq. Eso se sabía desde el primer instante, cuando se pudo conocer, a través de fuentes imparciales, los crímenes de lesa humanidad que cometieron en su avance los opositores armados.
Pero si algo positivo se puede sacar de las declaraciones de la Clinton, más allá de confirmar, por enésima vez, la naturaleza imperial de los políticos estadounidenses, es la constatación de que el fracaso de Obama que ella pregona, se convierte en un reconocimiento implícito del éxito de Rusia en Siria.
No olvidemos que Moscú, con maestría política y apoyo decidido a Al Assad, frenó en seco el intento de desplazar la línea roja que para Rusia significa Siria. Porque en el Kremlin y en medio mundo se sabe que el objetivo siguiente sería Irán y el mar Caspio, con sus recursos energéticos y líneas de distribución y rutas comerciales, algo verdaderamente inaceptable para el renacido Oso.
Así están las cosas por el Imperio. Se supo hace algunas horas que la señora llamó a Obama para explicarle que sus declaraciones sobre la política hacia Siria no son un ataque personal y que lo abrazaría en una reunión que tendrían. Si la cosa no fuera tan seria, movería a la risa. Por lo pronto, Obama tiene que comprender. Así es la política.

 

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El fin de los balseros en Cuba

Fernando Ravsberg

Hace 20 años una salida masiva de balseros -fueron unos 35 mil- marcaba el principio del fin de esa modalidad de emigración. Washington y La Habana se pusieron de acuerdo para devolver a la isla a todos los cubanos capturados en el mar.

EEUU aceptó entregar 20 mil visas anuales e inició la política de "pies secos-pies mojados", mediante la cual todo aquel que fuera capturado en aguas del Estrecho de La Florida sería devuelto a la isla. Cuba despenalizó la salida ilegal.

El acuerdo obligó a los emigrantes cubanos a fondear las balsas. Empezaron entonces a pagar U$D 10 mil para viajar en lanchas rápidas provenientes de Miami o de México, con motores y radares capaces de eludir a los guardafronteras de Cuba y al guardacostas de EEUU.

Pero ese es el final de una historia que comenzó en agosto de 1994 con un rumor: dicen que dicen que vendrán barcos desde Miami al puerto de La Habana para recoger a todo el que quiera irse, reeditando el éxodo del Mariel de 1980.

Ocurría en el peor momento económico, cuando el país había tocado fondo, con la gente sufriendo una escasez brutal de alimentos, sin ropa ni zapatos, con apagones eléctricos de más de 8 horas diarias y la paralización total del transporte público.

Como telón de fondo, la estrepitosa caída del mundo socialista europeo eliminaba cualquier esperanza de rescate. Nadie soñaba entonces que en América Latina se instalarían gobiernos amigos de Cuba o que Chávez sería presidente de Venezuela.

Cuba arde

Desde la mañana del 5 de agosto, ríos de gente bajaban corriendo por las calles de La Habana Vieja y Centrohabana cada vez que alguien anunciaba la llegada de los barcos pero chocaban con una cadena de policías que les impedía acercarse al puerto.

Nunca supe cuál fue la chispa que provocó la explosión pero en el momento en que pasaba con mi automóvil por la calle San Lázaro se desató la violencia. La gente se fue a pedrada limpia encima de los policías y estos disparaban al aire sin asustar a nadie.

Al rato llegaron los antimotines del socialismo, obreros de la construcción armados con cabillas y palos. El enfrentamiento fue lo más violento que he visto en Cuba y parecía que nunca se iba a acabar porque ninguna de las partes cedía terreno.

De repente, en medio del tumulto, apareció Fidel Castro caminando solo con Felipe Pérez Roque. Como una película detenida en un cuadro todo se congeló por un instante. Pasado el primer shock sus seguidores comenzaron a vitorearlo y los opositores dejaron de lanzar piedras.

Estando a medio metro de los periodistas apareció su escolta y, casi por la fuerza, lo subieron en un Jeep abierto. Así recorrió el malecón amenazando a los gringos con dejar de cuidarles la frontera si permitían que las radios de Miami continuaran con los rumores.

Unas horas más tarde el jefe diplomático de los EEUU en Cuba comete el error de enviarle una amenaza. Fue más que suficiente, el propio Castro anuncia en la TV nacional la apertura de las fronteras para todo aquel que quisiera abandonar la isla.

A toda máquina se construyeron miles de balsas, algunas se fabricaban en la misma costa, otras eran trasladadas desde las barriadas y se lanzaban en el malecón. Se dispararon los precios de las cámaras de automóvil, los bidones vacíos, la lona, la poliespuma y las brújulas.

Habían pasado 14 años desde la salida de Mariel pero el cubano era mejor persona, no hubo tiradera de huevos, insultos ni agresiones. Por el contrario, abundaron los abrazos, las lágrimas y los deseos de una buena travesía. Por haber había hasta fiestas de despedida.

Washington advirtió a los balseros que serían internados en la Base Militar de Guantánamo y lo hizo pero no los desalentó. Un vecino mío, electricista, fue trasladado a una base en Panamá donde se enfrentaron con los marines y terminaron presos dentro de las perreras.

Cuando el Presidente Bill Clinton comprendió que ninguna de sus amenazas detendría el flujo de emigrantes se sentó a negociar con La Habana y meses después se firmaron los acuerdos migratorios que siguen vigentes hasta el día de hoy.

Pero para entonces ya 35 mil cubanos habían emigrado, entre ellos muchos de los que protestaron en las calles, tiraron piedras a los hoteles y se enfrentaron a la policía. Washington había librado a Fidel Castro de su oposición más violenta, decidida y radical en el momento más difícil de la revolución.



 

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Llegan a EEUU miles de emigrantes vía México

Tomado de Café Fuerte, por Wilfredo Cancio Isla

La llegada de cubanos a Estados Unidos por la frontera mexicana suma ya más de 14,000 personas durante el año fiscal 2014, una cifra que constituye récord histórico en el  flujo ilegal de ciudadanos de la isla a través de los puntos de control migratorio del país.

Estadísticas entregadas a CaféFuerte por el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) indican que hasta el 21 de julio, un total de 20,522 personas de nacionalidad cubana arribaron a Estados Unidos por puntos fronterizos, de ellos 13,911 utilizando el territorio mexicano. Los datos marcan un alza notable en cuanto a la inmigración cubana, aún cuando falta por registarse la información de los dos últimos meses del actual período fiscal, que concluye el 30 de septiembre.

Crecimiento imparable

En el 2013, las cifras experimentaron un crecimiento del 40%, con más de 16,000 personas que esgrimieron la Ley de Ajuste Cubano (CAA) para pedir refugio en puntos fronterizos, 13,664 tras cruzar el territorio mexicano.

Y en una etapa particularmente congestionada y tensa por el cruce de miles de niños indocumentados desde Centroamérica, los cubanos continúan su imparable ruta para solicitar asilo ante las autoridades estadounidenses, amparados en beneficios migratorios especiales.

Sólo por la frontera mexicana han entrado ilegalmente unos 89,000 cubanos a Estados Unidos desde el 2005.



 

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miércoles, 13 de agosto de 2014

Propuestas concretas de reformas a los sistemas económico, político y civil de la sociedad cubana

Tomado del Blog La Cosa

Antes de cesar en sus funciones como editores de Espacio laical, Roberto Veiga y Lenier González preparaban un libro sobre sociedad y política en Cuba, bajo el auspicio de dicha revista. Se trataba de una compilación en la que participaban analistas de la realidad nacional (Carlos Alzugaray, Julio César Guanche, Rafael Rojas, Haroldo Dilla y Armando Chaguaceda) y los dos ex-editores.  Ante la malograda edición del libro, La cosa publica, en exclusiva, el texto que, como prólogo, debía presentar dicho volumen. Ha sido escrito por el Dr. Juan Valdés Paz, uno de los intelectuales más importantes del país, con una vasta obra escrita y publicada sobre temas de sistema político, el socialismo, el nacionalismo y la democracia. Parafraseando a Valdés Paz, sirva también el presente texto "como un homenaje a la revista Espacio Laical y sus (ex) editores por su apreciable esfuerzo."


Por Juan Valdés Paz


La presente compilación de textos, realizada por Roberto Veiga, incluye 17 artículos publicados en la revista Espacio Laical desde el año 2008 hasta 2013. De entre ellos se destacan los siete firmados por el propio Veiga y los cuatro firmados por Lenier González, ambos destacados intelectuales católicos, editor y sub editor respectivamente de la revista y promotores del Centro Cultural Padre Félix Varela dela Arquidiócesis de La Habana, así como del proyecto político Casa Cuba acunado en éste.[1]

Los artículos de Veiga y González constituyen el núcleo duro de la compilación y los que levantan los principales temas, en gran medida compartidos, sobre los que inciden los restantes trabajos. Algunos de estos temas son:

  • El diagnóstico socioeconómico y sociopolítico de la sociedad cubana actual. Cambios estructurales y tendencias.
  • El alcance, ritmo y estilo, de la reforma económica en curso
  • Su complementación con una reforma política y civil
  • La reforma del Estado
  • El papel del Gobierno en esos procesos de cambio
  • La ampliación de las libertades y las responsabilidades sociales
  • La instauración de un Estado de derecho
  • La reforma de la Constitución de la República y su implementación irrestricta
  • La reforma del sistema de representación y participación social y política
  • La creación de una esfera pública autónoma, comunicacional y deliberativa.
  • La refundación del PCC
  • La creación y desarrollo de una clase política. El relevo generacional.
  • El papel de las Instituciones Armadas en el proceso de reforma y en el futuro de la sociedad cubana.
  • La promoción de una cultura de la inclusión, del diálogo y del debate
  • El papel de la Iglesia Católica y de su laicado.
  • El papel de la intelectualidad
  • El proyecto de nación. Los consensos mínimos.

Sobre todos estos temas, y otros más, los autores adelantan numerosas propuestas concretas de reformas a los sistemas económico, político y civil de la sociedad cubana.

Los textos de Veiga y de González en particular, se caracterizan por su ubicación al centro del espectro político, el cual advierten cada vez más diverso y menos representado en las actuales instituciones políticas y civiles del país.

Desde este centro, no tan distante de propuestas del gobierno cubano, enuncian políticas reformistas graduales; así como numerosas reformas puntuales que, opinan, están ausentes en el actual proceso y que son tan necesarias como posibles. En esta perspectiva entienden que las reformas, necesarias o deseables, admiten la conciliación y permanencia de algunas de las instituciones que han caracterizado al régimen revolucionario cubano en estas décadas, tales como: la primacía de la defensa y ejercicio de la soberanía nacional; la política social de la Revolución; el papel de Raúl Castro y la dirección histórica en la legitimización del gobierno y las políticas de reforma; el papel dirigente del PCC;  el papel de las Fuerzas Armadas; la opción socialista de desarrollo; el papel regulador del Estado en la economía y la preservación de un sector estatal de la economía a cargo de los "sectores nacionales estratégicos", etc.

Obviamente y a la par, estas reformas deberían acompañarse de importantes reformas constitucionales, institucionales e ideológico-culturales, signadas por el regreso a la tradición martiana y a su paradigma de una República "con todos y para el bien de todos". También en esta perspectiva, los autores reclaman una reforma política y civil que acompañe desde ahora la reforma económica en curso y de cuenta de la diversidad social y la pluralidad política de la sociedad cubana actual.

Los textos de Rafael Rojas y Armando Chaguaceda tributan a estos temas y a las propuestas de Veiga y Lenier, desde una perspectiva más liberal, con críticas más puntuales al Gobierno cubano y enfatizando aspectos más relacionados con un cambio de régimen. Rojas reitera sus anteriores críticas a las limitaciones de los derechos políticos y civiles en Cuba, los cuales se derivan de su excepcional ordenamiento constitucional e institucional; igualmente, Chaguaceda reclama un mayor desarrollo, politización y empoderamiento de la sociedad civil; así como el reconocimiento del pluralismo político. Los dos advierten el desempeño del PCC como un obstáculo a una reforma generalizada de la sociedad cubana.

Por otra parte, los autores Julio César Guanche y Carlos Alzugaray complementan con sendos artículos los temas centrales de la compilación: el primero, refiriéndose a los antecedentes históricos y martianos de un proyecto de nación basado en una irrestricta democracia popular; el segundo, señalando el peso del entorno internacional en la viabilidad del proyecto nacional y la necesidad de un marco regional de integración económica y de concertación política, caso de la CELAC, para compensar los obstáculos geopolíticos que enfrenta Cuba.

Este conjunto de textos y de temas han sido elaborados con la seriedad y nivel de argumentación necesaria a un debate interno de las estrategias de reformas actuales o por venir, en la sociedad cubana. No obstante, considero que su lectura demanda tanto un cierto rigor en el examen de los temas levantados, como una recepción desprejuiciada de los argumentos presentados, juzgándolos por sus propios méritos. Al respecto me parecería útil enumerar algunas "categorías" con las que debería abordarse su lectura y estimación, a saber:

  • La primera cuestión que subyace a toda reforma en curso, es la cuestión del poder político y social instaurado por la Revolución de 1959. Las reformas en curso, deseables y posibles, deberán asegurar la preservación de un poder al servicio de la independencia nacional y de los intereses de las grandes mayorías. Ese poder deberá mostrar la voluntad de una reforma permanente de la sociedad cubana y ejercerse "con todos y para el bien de todos".
  • Como toda sociedad, la cubana es una totalidad y un sistema social. Las reformas en las estructuras o en los mecanismos de alguno de sus subsistemas -político, económico, civil, ideo cultural, etc.- tienen efectos sobre el sistema social y sobre otros subsistemas. Estos efectos pueden estar previstos pero nunca lo estarán del todo, lo que implica complementar o corregir las políticas en curso o las propuestas desde fuera del Gobierno, de cara al comportamiento real del sistema y de su entorno.
  • El sistema social es mucho más complejo que los modelos de que nos valemos para evaluarlo. Estos modelos pueden ser representaciones del sistema real establecido o de un sistema ideal de cual son portadores los políticos e intelectuales críticos. La crítica del sistema social o de sus subsistemas desde estos modelos puede implicar la subversión de los mismos o su reforma. Otras experiencias suelen utilizarse para argumentar una posición u otra, pero nunca darán cuenta suficiente de la sociedad real que se examina, para el caso, la cubana.
  • Si la propuesta no es subvertir el sistema o alguno de sus subsistemas, el problema de toda política reformista es definir cuánto tendrá de continuidad y cuánto de cambios. En un escenario nacional dado, caso de Cuba, la cuestión es cuánto se propone cambiar el gobierno con sus reformas y cuánta continuidad aceptarán los reformistas críticos y opositores.
  • Los sistemas sociales y sus subsistemas son históricos y sujetos a procesos de cambio espontáneos o inducidos. La temporalidad del sistema nos permite compararlo con su pasado o con su futuro. Su pasado es la sociedad real que ha sido transformada en mayor o menor medida; el futuro es la sociedad que resultaría de las políticas en curso y de los objetivos programados. Esta doble perspectiva permite comparar la realidad social conformada por la Revolución con la sociedad cubana precedente a la cual se propuso y alcanzó superar; y a la vez, comparar las tendencias observadas, con la propuesta de sociedad futura de los gobernantes o eventualmente, de sus críticos.
  • Otra manera de examinar el sistema social conformado es atender al orden institucional establecido o a las instituciones comprendidas en cada subsistema. Este orden institucional aparece por un lado como una normativa y por el otro como el orden realmente existente; entre normativa institucional y orden real hay una diferencia o desvío al cual podemos llamar su "régimen". Cerrar esa brecha o desviación es una fuente de reformas posibles, aunque no sea la única.
  • La República del nacionalismo radical cubano, en la tradición del republicanismo revolucionario, no es tan solo una forma de gobierno sino un cierto ordenamiento de la sociedad cuyo fundamento es la soberanía nacional y ciudadana. Es este ordenamiento el que incluye y conforma al Estado de la República y a su gobierno, pero donde, como se señala más arriba, el poder está al servicio de la emancipación humana y de los intereses de las grandes mayorías.
  • La sociedad histórica cubana, como todo sistema social, ha estado sujeta a restricciones internas y constricciones externas de todo tipo. De entre ellas, la proyección imperialista de Estados Unidos ha sido la de mayor peso y persistencia. No vale salir del paso admitiendo que existe un "diferendo" entre el Estado cubano y el norteamericano si de lo que se trata es de una secular y multidimensional proyección de la dominación de Estados Unidos sobre Cuba, que abarca desde la geopolítica hasta la identidad cultural. Ante este desafío  histórico, garantizar la independencia, soberanía, desarrollo, democracia popular e identidad cultural de los cubanos ha sido y será la primera de las tareas impuestas a la República, a sus ciudadanos y a sus gobernantes.

Por otra parte, las políticas y prácticas de Estados Unidos frente a la Revolución cubana han sido hasta hoy de continuada y múltiple hostilidad. En este sentido, cabe retener en cualquier análisis de las políticas de reformas, el peso que esta restricción imperialista tendrá sobre sus objetivos.

  • Cualquier debate sobre los escenarios presentes y futuros supone que las partes sustentan propuestas de cambios que superen las disfuncionalidades identificadas y orienten la evolución de la sociedad cubana en uno u otro sentido, acorde a ciertas metas y valores privilegiados. Aquí aparece, explícita o implícitamente, el inseparable tema del proyecto nacional o de nación que se sustenta por los distintos actores políticos y sociales.
  • Por otra parte ha de tenerse en cuenta que la implementación de cualquier política de reforma modificará en el mediano o largo plazo, la estructura social y con ello, la correlación de fuerzas sociales e intereses, así como que tales modificaciones tendrán su correspondiente expresión política e ideológica.
  • Las diferentes doctrinas democráticas son irreductibles entre sí; en ese arco doctrinario tenemos en un extremo a los que la conciben como una forma de organizar el poder político, y en el otro, a los que la interpretan como una forma de organizar la sociedad. Como es obvio, caben muchas gradaciones entre esos extremos. Una alternativa a este debate entre perspectivas teóricas ha sido equiparar la democracia con la realización del conjunto de los derechos humanos de las personas, definición menos doctrinaria, más concreta y mensurable. Cuestión aparte es que en ninguna sociedad el orden realmente existente realiza la democracia en que ha declarado fundarse ni ha garantizado todos los derechos humanos reconocidos en sus leyes o pactados internacionalmente. Este déficit supone un desarrollo democrático en el tiempo y una permanente lucha social y política para impulsarlo. La "democracia plena" es un ideal pero una "sociedad plenamente democrática" es un ideologema.
  • La preservación de un poder revolucionario supone la reproducción de su hegemonía, una dimensión del poder siempre amenazada por: los cambios en la estructura social; el agotamiento de las fuentes de su legitimidad (historia, juridicidad, obra y desarrollo democrático); las deficiencias de gobierno;y por la proliferación de discursos anti hegemónicos; etc. Las reformas y propuestas tendrán, se estimen o no, consecuencias hegemónicas; por ende, las reformas en curso deberán contribuir a la reproducción de esa hegemonía en condiciones de una mayor diversidad de actores e intereses, así como de una esfera pública cada vez más autónoma.

Esta compilación, como otras de Espacio Laical, es una contribución al debate público de los temas que sus autores levantan y, a la vez, una contribución a una cultura del debate político y plural entre los cubanos al cual el Centro Cultural Padre Félix Varela ha brindado un espacio de convivencia y diálogo. Sirva el presente libro como un homenaje a la revista Espacio Laical y sus editores por su apreciable esfuerzo.

Cada uno de los temas examinados en estos textos sugiere una reforma posible, cosa que no debe velarnos las diferencias ideológicas y políticas que muchos lectores tendrán con los autores y sus propuestas. También que muchos querrían ver incluido en la compilación otros trabajos y otras ideas.

Los textos aquí reunidos son ante todo una oportunidad para nutrirnos de una lectura diversa y reflexiva, y a la vez, una convocatoria a participar en un debate público que sea cada vez más abierto, más crítico y mejor fundamentado.

Juan Valdés Paz, La Habana, 29 de julio del 2014

[1] Después de escrito este texto, ambos intelectuales cesaron en sus funciones en Espacio laical, y anunciaron que editarán una nueva plataforma de debate, intercambio y activismo políticos, llamada "Cuba posible".


 

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martes, 12 de agosto de 2014

El cambio generacional en Cuba

Fernando Ravsberg, Público.es

El candidato del Partido Comunista Cubano (PCC) a convertirse en el próximo Presidente de la República es un ingeniero en electrónica, profesor universitario, nacido en Villa Clara 15 meses después de que los barbudos entraran a La Habana y pusieran fin a la dictadura de Batista.

Miguel Díaz Canel empezó su carrera política en 1987 cuando se convierte en cuadro de la Juventud Comunista (UJC), solo un par de años después cumple misión en Nicaragua y a su regreso es designado Segundo Secretario de la organización a nivel nacional. Es nombrado Primer Secretario del PCC de su provincia en 1994, en medio de la peor crisis económica que viviera la Cuba revolucionaria.

Sin embargo, a pesar del reto es el momento en que Diaz Canel empieza a brillar y su nombre se hace familiar a los cubanos de toda la isla. "Mira ese es el secretario del partido en la provincia", me dijo un amigo mientras me señalaba a un joven de unos 35 años que hacía cola en una pizzería de la ciudad de Santa Clara. Costaba identificarlo, llevaba el pelo largo y vestía pantalón corto y una camiseta. Se movía en bicicleta y utilizaba el automóvil oficial solo cuando salía de la ciudad. Aseguran que algunos cuadros superiores del Partido Comunista no lo veían con buenos ojos y le reclamaron que se "vistiera" como un Primer Secretario.

Eran los años 90 y yo visitaba la ciudad para cubrir el Primer Festival Nacional de Travestismo que se desarrollaría en el Mejunje, un centro cultural de Santa Clara en el que se mezclan espectáculos de rock y de travestis, días del bolero, discoteca gay, galería de arte y centro de conciertos. Eran años muy difíciles para este único santuario de la comunidad LGBT, un oasis en medio de la hostilidad homofóbica. Lo cierto es que mientras en Santa Clara los travestis se paseaban por las calles, iban a la universidad y tenían incluso espectáculos sin que nadie los molestara, en La Habana la policía detenía a los "hombres vestidos de mujer" por escándalo público. Recuerdo que un funcionario se quejó porque en mi reportaje sobre los travestis mencioné la relación del Che Guevara con esa ciudad.

Ramón Silverio, el hombre que fundó y dirige el Mejunje, me explica que el proyecto sobrevivió, entre otras cosas, gracias a que Miguel Díaz Canel fue capaz de soportar las presiones de arriba. "Por eso cuando le regalamos nuestro libro (por el 30 aniversario) escribimos una dedicatoria que dice: Gracias por tu complicidad". Pero la apertura cultural que se vivió en la provincia de Villa Clara no tuvo que ver solo con la diversidad sexual. Se abrieron también espacios para otros marginados, surgió un poderoso movimiento de rockeros y los amantes de los tatuajes encontraron allí el espacio para sus festivales anuales. Durante "el gobierno" de Díaz Canel en Santa Clara lo diferente dejó de ser un estigma.

En el 2003 lo designan miembro del Buró Político del PCC (máxima instancia de poder) y Primer Secretario de la provincia de Holguín, en el oriente de la isla, donde a la peor sequía de la historia se le sumaban la desorganización y la corrupción. Cuentan algunos holguineros que destacó su capacidad de organización para la distribución del agua y que a la par logró limpiar las estructuras políticas, lavando los trapos sucios con mucha discreción.

Al gobierno central

En el 2012 es nombrado Ministro de Educación con el encargo de reformar la enseñanza superior, demasiado masiva, muy abstracta y poco vinculada a la economía del país. El reto fue enorme porque la tarea implicaba luchar contra ideas muy arraigadas en la sociedad, como el principio de graduar la mayor cantidad posible de profesionales, al margen de que no haya trabajo para todos.

Un profesor cuenta a Público que como Ministro de Educación Superior lo primero que hizo fue visitar la Universidad de La Habana para escuchar a los viejos catedráticos, que se quejaron porque llevaban años elaborando propuestas que muy pocos leían y nadie aplicaba. Aseguran que tras la primera reunión pidió que lo instruyeran en el tema y, a partir de ese momento, se le veía llegar regularmente, sobre la 6 de la tarde, como si fuera un alumno más.


Al frente del Ministerio de Educación Superior transformó las universidades adaptándolas a las necesidades del país. R.P.

El 24 de febrero del 2013 el Parlamento lo elige Primer Vicepresidente, dándole el segundo cargo en importancia del Gobierno y convirtiéndolo en candidato del PCC para las próximas elecciones. Su nombramiento fue defendido por el propio Raúl Castro, asegurando que "Díaz Canel no es un advenedizo ni un improvisado. Su trayectoria laboral acumula casi 30 años, comenzando en la base". Con él llega la renovación generacional de la Revolución Cubana, acompañada de los nuevos tiempos que vive el mundo, Diaz Canel es el primer político que utiliza una laptop en un Consejo de Ministros televisado. Trabaja con la Unión de Periodistas en la promoción de una apertura de la prensa y protege a los blogueros de izquierda, como La Joven Cuba, de los embates del sector más ortodoxo del PCC. Es poco amigo de hacer declaraciones a la prensa pero se muestra afable con la gente. Hoy se viste más formal pero mantiene su contacto con el cubano de a pie. Lo mismo asiste a una ceremonia religiosa afrocubana que se sienta en el suelo de la Casa del Alba a conversar o bailar salsa con los jóvenes de la Federación de Estudiantes Universitarios después del congreso.
El General y Presidente Raúl Castro cree que Díaz Canel muestra "una sólida firmeza ideológica" y paradójicamente coincide con sus enemigos. El escritor anticastrista Norberto Fuentes declaró que el vicepresidente "es precisamente lo que Mijail Gorbachov nunca fue. Gorbachov representa la pérdida del poder. No nos engañemos (Miguel Díaz Canel) es un hombre pragmático pero duro ideológicamente".


 

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Las prohibiciones amargas

Tomado de OnCuba, por Fernando Ravsberg

Desde hace unos meses el proceso de reformas en la Isla está dejando un sabor amargo en la boca de los cubanos, matando las esperanzas que se habían despertado con la apertura del trabajo por cuenta propia, el acceso a los hoteles, la compraventa de viviendas o la libertad de viajar.

En la última etapa, prácticamente todas las medidas que se adoptaron golpean al ciudadano: automóviles a precios disparatados, mayores restricciones aduanales y en el envío de paquetes, se proscribieron los cines 3D y fue prohibida la venta de ropa importada.

Además, cerraron el aeropuerto José Martí, obligando a los acompañantes a recibir o despedir a los viajeros en plena calle, sin asientos para descansar ni un baño donde hacer sus necesidades. Sin pensar que esa montonera será la primera y última imagen que reciba el visitante de Cuba.

Aun aceptando que dentro del aeropuerto no hay suficiente espacio cabe preguntarse si no se hubiera podido montar fuera varios "chiringuitos" con mesas y sombrillas, un par de baños, asientos para quienes esperan y hasta un pequeño parque infantil.

Hace poco tiempo el bloguero Harold Cárdenas aseguraba en un post que "alguien quiere que se caiga el sistema", según lo expresado podría existir una conspiración de algunos que, desde el poder, quieren una transición al capitalismo como ocurrió en Rusia.

Agrega que tiene "la duda razonable de que los últimos acontecimientos favorezcan más a los enemigos del proyecto nacional que a nosotros mismos" y que "buscando una mejoría económica a mediano o largo plazo, estemos hipotecando el favor popular en estos mismos momentos".

En sintonía con Harold, una doctora cooperante en Brasil dijo a A Fondo que no se piensa "en el bienestar del pueblo y la economía, al contrario, parece como si estuviera haciéndolo alguien que quisiese molestarnos, provocar indignación y que nos volviéramos menos revolucionarios".

Casi podría coincidir con ellos en que se trata de una conspiración del "enemigo" dirigida a desprestigiar al gobierno cubano, pero lo cierto es que todas estas medidas fueron aprobadas colectivamente por el poder ejecutivo y la máxima dirección del Partido Comunista (PCC).

Lo que le ha caído encima a la gente es una avalancha de malas noticias que afectan a todos los cubanos, a los que tienen familiares en el extranjero y también a los médicos que financian la economía del país con su trabajo o a los diplomáticos y artistas que representan a la nación.

Unos tendrán que comprar ropa más cara y de peor calidad, otros pierden el único entretenimiento que había en el barrio, miles se quedaron sin poder comprar automóviles y a los cooperantes que curan en lejanas tierras se les obliga a pagar más por los zapatos que envían a su familia.

El gobierno cubano pretende proteger su sistema comercial con restricciones en vez de analizar autocríticamente cuáles son las razones por las que la gente trae todo de otros países. Cuando se atacan los efectos de una enfermedad en vez de sus causas se termina matando al paciente.

Sin embargo, las razones por las que la gente no quiere comprar en las tiendas del Estado son fáciles de enumerar: precios con un 240 por ciento de impuesto (excepto los automóviles que llevan el 800 por ciento), "multas", mala calidad de casi todo lo que se vende, carencia de una garantía seria y de mecanismos de defensa del consumidor, escasez de productos y falta de variedad.

Pero la vida sigue su curso a pesar de las prohibiciones, la única diferencia es que todo vuelve a moverse en las sombras, sin pagar impuesto ni licencias y fuera del control del Estado, según pudo comprobar el equipo de A Fondo que penetró en las profundidades de Cuba.

Los importadores tienen todo listo para evadir las restricciones, los niños aprendieron a mentir para seguir viendo cine 3D, las tiendas de ropa pasaron a la clandestinidad y los cooperantes envían más paquetes a nombres diferentes evadiendo la restricción.

Todo funciona con el consentimiento de la mayoría de los cubanos que colaboran entre sí prestándose los carnets de identidad para burlar los límites aduanales, ocultando a los que venden ropa o mirando hacia otro lado cuando entran los clientes del cine 3D.

Esta gran conspiración popular es el único complot que encontramos y ocurre sin la participación de la dirección del país. Cada una de estas actividades se desarrolla a espaldas de un gobierno que, en sus inicios, prometió y eliminó muchas prohibiciones absurdas.



 

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Conversación con Silvio Rodríguez

Por Nelson Domínguez Morera

Trataré de hacer abstracción de mi particular conocimiento y admiración sobre el emblemático compositor, a quien considero un filósofo y poeta de guitarra en mano, que emana de una intensa amistad entrañablemente sostenida, a pesar de disparidades, a lo largo de más de 30 años. Comenzó cuando el galardonado artista habitaba aún en un oscuro apartamento del 3er. piso de la calle 23, esquina a 24, en el Vedado, con el número de acceso (4) al revés. Presento esta entrevista sin rimbombancias, pavoneos ni adulaciones, por demás innecesarias. Iré al grano en ocasiones con incisivas indagaciones que nos conducirán sin dudas, al final, a valorar la estatura revolucionaria y patriótica, de quien es figura paradigmática de la Nueva Trova. Sus canciones, que viajan de la épica del surrealismo a la realidad surgente e impactante, no provienen del acaso, sino de la constancia en el oficio, la fe en el ser humano y en las perfecciones e insuficiencias de nuestro proyecto social, que siempre abrazó y abraza como suyo –no olvidar que fue el primero en lograr, desde 1967, que en nuestro país, lo ideológico y lo político jugaran un papel de primer plano en una canción.

A continuación, podrán leer un segmento del libro que espera su publicación sobre el pensamiento revolucionario del trovador cubano, a través de cuyas líneas se repasa su obra de más de 500 canciones, aspectos desconocidos relevantes de su ideario y de su ir y devenir por una parte fundamental de la vida cultural y revolucionaria cubanas.

El autor

Noel: Conocemos que se inicia activamente en la Revolución en 1959, solo con 13 años, en la Juventud Socialista de San Antonio de los Baños, y después, en 1960, integra las filas de la AJR, y alfabetiza en 1961 en Cienfuegos y la Ciénaga de Zapata. ¿Pudiera ampliarnos más sobre estos inicios suyos en la Revolución?

Silvio: Yo tenía un tío panadero, Roberto Domínguez, que fue militante comunista desde la época de Mella. Sus hijos, o sea mis primos hermanos, eran de la Juventud Socialista y en 1959 o 1960 me dieron una planilla de esa organización para que yo la llenara y perteneciera. Como yo vivía en La Habana, fui con mi planilla primero a San José y Gervasio, donde en los altos de la carnicería había una oficina del Partido Socialista Popular. La persona que me atendió me mandó para otra oficina que quedaba en Carlos III, donde me dijeron que la Juventud se estaba reorganizando, que esperara un poco. Se estaba gestando entonces la Asociación de Jóvenes Rebeldes.

Mientras aquello se definía, entré en las milicias estudiantiles en mi secundaria de J y 17, donde también me inscribí en las brigadas Conrado Benítez. Así me volví parte de aquel ejército de 100 mil alfabetizadores que fuimos adiestrados, vestidos y destinados en la fabulosa playa de Varadero. Primera vez que vi aquella playa y primera vez que vi a Fidel en vivo, haciéndonos el discurso de despedida. Al día siguiente partimos hacia los lugares que habíamos escogido para alfabetizar. Yo había dicho que quería ir al Escambray, por ser una sierra parecida a la Maestra pero no tan lejana, lo que me hacía suponer que facilitaría las visitas a mis padres. Yo tenía 14 años y nunca me había separado de mi familia.

Cuando llegamos a Cienfuegos, me mandaron para un lugar llamado Sierra Gavilán, pero nos detuvieron en Manicaragua, porque toda aquella zona era de operaciones. Por entonces en el Escambray se libraba la "lucha contra bandidos", o sea las operaciones de la milicia y las FAR contra las bandas contrarrevolucionarias, armadas por la CIA. Luego de dos o tres días de incertidumbre, nos mandaron para la playa Rancho Luna, donde estaba acampado el batallón 339 de Cienfuengos, la primera columna revolucionaria que hizo contacto con los invasores de Playa Girón. Esta tropa, formada por campesinos y obreros agrícolas, fue víctima de una emboscada y sufrió más de 40 bajas. Casi todos habían perdido familiares y se les notaba la tristeza. Nuestro grupo era de unos 20 alfabetizadores, o sea que nos tocaban dos o tres combatientes a cada uno. Dábamos las clases en hogueras, de noche, porque con el sol la tropa daba preparación combativa.

Durante el día los alfabetizadores dedicábamos una media hora a preparar la clase nocturna y el resto del tiempo andábamos como salvajes, nadando en el mar, cazando iguanas por el dienteperro y haciendo exploraciones por territorios cada vez más alejados.

De pronto movilizaron el batallón y dispersaron nuestro grupo. A mí me trasladaron a una casa de carboneros, en la parte oriental de la Ciénaga de Zapata, a mitad de camino entre el Castillo de Jagua y Juraguá.

Aquello no lucía como hoy, limpio y con carreteras. A un paso del Castillo de Jagua empezaban el monte, la ciénaga, los mosquitos y los cangrejos rojos. Después de kilómetros de todo eso quedaba el bohío, donde vivía un matrimonio con cinco o seis hijos, esperando uno más que no demoró en nacer. La única luz que teníamos era mi farol de alfabetizador, así que mientras nacía la criatura me tocó sostener el farol firmemente, para que la partera asistiera el alumbramiento.

En el tiempo que estuve allí, lo único que comí fue arroz humedecido con manteca de puerco, a veces acompañado de un par de viandas que sacaban de un huerto que no alcanzaba ni para la familia. Por el día trataba de ayudarles en la tarea de construir hornos de carbón, para lo que había que caminar varios kilómetros, hasta un claro lo suficientemente seco como para que la humedad no los sofocara. Un día, el hijo mayor y yo, caminamos muy lejos y regresamos de madrugada, con dos sacos repletos de mangos. Estuve años sin comer mangos, después de aquellos días.

Más o menos al mes de llegar, tuve que ser trasladado de urgencia a Cienfuegos, porque me eché leche de guao en un brazo y se me pudrió por completo. La quemadura, a los pocos días, se me había extendido por casi todo el cuerpo, sobre todo a la cara. Me ingresaron en el antiguo edificio de los Hermanos Maristas de Cienfuegos, yo tan desfigurado que cuando mi padre vino a recogerme, no me reconoció.

La única vez que milité en mi vida fue un año después, cuando aprendía a dibujar en el semanario Mella. Fue por poco tiempo. A la semana de tener carné, me fui con Guillermo Rosales en uno de los barquitos palangreros que salían de Cojímar. Nos habíamos puesto de acuerdo para que yo hiciera el reportaje y él lo presentara como propio. La idea era que, cuando lo aprobaran, él confesara que era mío, con lo que quedaría demostrada mi vocación periodística. Pero sucedió que estuvimos como cuarenta y ocho horas en alta mar y yo pesqué una insolación gravísima. Cuando regresábamos a la costa, fuimos tomados por piratas y agujerearon nuestro bote a tiros. Pronto llegó una lancha de milicianos que nos encañonó y trasladó a tierra, mientras yo deliraba de fiebre. Al amanecer del día siguiente, se aclaró todo. Los compañeros de Mella nos sacaron del calabozo.

Estuve más de una semana en cama, curándome la insolación con unos espray americanos que había en todas las farmacias, gracias al canje de mercenarios por compotas y medicinas. Aún lleno de ampollas llegué al Mella, creyéndome un héroe, una especie de sobreviviente. Pero los compañeros, en vez de vitorearme, propusieron que me fuera un mes para una granja, como castigo por haberme ido de aventuras sin permiso. Allí mismo, con 15 años, entregué mi carné de joven comunista, hasta el día de hoy.

Noel: Cuando en marzo de 1964 respondió el primer llamado del SMO, se generó confusión, intencionada o no, sobre esa su primera misión en las FAR. La inició a los 16 años y concluyó el 12 de junio de 1967. Su observancia lo obligó a dejar el piano y coger la guitarra para debutar, con aquella denominada ¿Por qué? en las canciones de contenido social. Hay quien le atribuye su cumplimiento dentro de las controvertidas, "UMAP" (Unidades Militares de Ayuda a la Producción). ¿Qué es lo realmente cierto?

Silvio: En todos los ejércitos del mundo se le llama recluta al que recién integra filas. Después del curso de instrucción inicial, el recluta se convierte en soldado. En Cuba, los primeros llamados del Servicio Militar Obligatorio (después Servicio Militar Activo) fueron diferentes. Los que integramos aquellas promociones fuimos llamados y tratados como reclutas hasta el día en que nos desmovilizamos, tres años después. Ser recluta era una condición inferior a la de soldado. La tercera sigla de la ley que nos hacía combatientes –la O de Obligatorio― nos marcaba con un signo de inferioridad. Lo de ser menos que un soldado lo sentíamos hasta cuando estábamos en la calle, porque también era obligatorio llevar una franjita de tela azul en la manga, como identificación. A nuestro paso, escuchábamos murmurar: "Ahí va un hombre de 7 pesos", que era el estipendio que nos daban.

Antes del primer llamado al SMO, hubo otro, de jóvenes escogidos para las tropas coheteriles y el Ministerio del Interior, que integraron las Fuerzas Armadas no con el grado de recluta sino como soldados "normales". Aquel no fue mi caso. Yo entré al Servicio Militar Obligatorio durante su primer llamado oficial, en abril de 1964. Tenía 17 años cumplidos, el límite más bajo que marcaba la ley. Nos citaron en un estadio que llamaban el Pontón, frente al parque de la antigua Escuela Normal, en El Cerro, y nos llevaron en camiones hasta Colinas de Villarreal, el centro de reclutamiento.

Según certificaron los doctores de la junta que nos revisó (consta en la tarjeta médica que aún conservo), el examen físico me declaraba inepto para tropas. Aún así, me asignaron a una unidad de paracaidismo. Yo ni siquiera había montado en avión, así que me presenté ante un oficial y le expresé que suponía que para semejante especialidad había que estar de acuerdo y que, en consecuencia, jamás esperaran a que me lanzara en paracaídas. Fue la primera vez, de muchas, que escuché decir con voz levemente alterada que el ejército no era una democracia y que las órdenes se daban para ser cumplidas. Supongo que por obra y gracia de mi Ángel de la Guarda revocaron aquella decisión y me asignaron a una unidad de Retaguardia.

Llamaban "la previa" a tres meses de entrenamiento como soldado de infantería, que los aciagos reclutas como yo debían pasar. A nuestro grupo le tocó hacerla en la unidad 3234, ubicada en un bosque cercano a Artemisa. Según se decía, la unidad había sido originalmente de aquellos cohetes de la "Crisis de Octubre". Las áreas de fumar eran construcciones circulares, rodeadas de metros de arena esparcida, para que ninguna chispa volara hasta el combustible de altísimo octanaje. Claro, cuando nosotros llegamos no había combustible y muchísimo menos cohetes. Sólo una unidad construida con el rigor ejemplar de nuestros hermanos soviéticos. En aquellos áridos terraplenes, bajo el sol inclemente, aprendí las reglas que rigen la vida militar, las jerarquías, los saludos, etc. y durante más de 120 jornadas marché y corrí, lo mismo vestido hasta el cuello que en calzoncillos, a veces con la mochila llena de seborucos.

Las primeras veces que me senté a comer, no alcancé a ingerir ni la mitad del alimento. Cada compañía podía ocupar el recinto del comedor durante cinco estrictos minutos. A la semana, por supuesto, me sobraban dos. Como nadie me ordenaba bañarme, prefería dormir, lo que me trajo broncas con mis vecinos de cama, sobre todo cuando me sacaba las botas.

Llegué al ejército convencido de que estábamos cumpliendo con un deber patriótico y en los primeros días vi mal que los reclutas se fugaran al pueblo y mintieran para no asistir a clases o a los círculos políticos. Con un patriotismo idílico y sin la más mínima picardía callejera, asumí una actitud de afinidad con los sargentos. Aquello me ganó el repudio inmediato de mis compañeros… y de los sargentos. Por eso cuando "la previa" terminó, ya era un "soldado ejemplar": ostentaba el récord de fugas de toda la unidad y era el que más "embarajaba" a la hora de la instrucción militar -aunque seguí asistiendo a las clases políticas, porque la Historia es una asignatura que siempre me ha gustado.

Sobre los tres años y tres meses que pasé en las FAR, pudiera escribir un libro más ridículo que épico. Plagiando a Raúl Rosa García, se pudiera llamar "Aventuras, venturas y desventuras de un recluta". En infinidad de ocasiones estuve a punto de ser remitido a los tribunales militares. Algunas de mis "hazañas" fueron usar como diana la sinfonía Manfredo, de Tchaikovsky; defender en una corte a un recluta que se hacía pasar por gay, para que le dieran de baja; bañarme en la piscina del Estado mayor de mi unidad; invitar a fajarse a un teniente por discrepancias literarias; decir que no entendía el internacionalismo cuando me preguntaron mi disposición… y muchísimos otros etcéteras. No sé si alguien habrá superado mi proeza de estar medio mes fugado, sin que los superiores se dieran cuenta. Lo logré, porque durante un tiempo serví en dos unidades y acostumbré a ambos mandos a pensar que estaba en el otro. El día que regresaba me iba despidiendo de todo, seguro de que iba directo al calabozo. Pero nadie notó mi ausencia durante dos semanas y, para colmo, cuando llegué me dieron el fin de semana de pase.

Esto revela lo "imprescindible" que era aquel mísero recluta.

Fueron los tiempos en que empecé a escribir canciones. Tenía que usar las noches porque de día no me podían ver con la guitarra. Me salieron ojeras de las madrugadas que pasaba en un bosque alejado, donde podía tocar a gusto. A veces el amanecer me sorprendía allí, rendido junto a un árbol, abrazado a mi lira de 60 pesos. Así adquirí un sueño crónico que me hacía fallar en las clases de telegrafía y que me ganó la justa fama de estar siempre "en Babia". Otros reclutas, como yo, fueron mi primer auditorio. Y mis primeras presentaciones las hice en los Festivales de Aficionados de las FAR, donde jamás obtuve un premio.

Durante mi estancia en el ejército, varios jefes expresaron sus profundos deseos de enviarme por una temporada a las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción). Por entonces era la advertencia más amenazante.



 

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lunes, 11 de agosto de 2014

La “nueva Cuba”: el capital simbólico de la revolución


La legitimidad de una revolución se asocia a la promesa de un origen, a un nuevo nacimiento. Promete el advenimiento de una nueva vida. La promesa de la vida futura adquiere los matices de una religión secular: convoca a la fraternidad, al "compañerismo" para conseguirla. Así, la proclamación de una "nueva Cuba" está en el centro de las promesas políticas revolucionarias en la historia de la Isla, con los términos propios de su universo: renovación, refundación, mañana, "ahora sí".

Problemas de la nueva Cuba se titula el estudio que realizó la Foreing Policy Association (1934) sobre el escenario cubano, dirigido a contrarrestar los efectos de la Revolución de 1930 a través de una plataforma reformista. "Joven Cuba" fue la organización fundada por Antonio Guiteras para luchar por lo contrario: la revolución social. Uno de los manifiestos (1934) del ABC, una de las organizaciones políticas antimachadistas confluyentes en la Revolución de 1930, se titula: "Hacia la Cuba nueva". En esa historicidad, Cuba no acaba jamás de ser nueva.

La valoración de dicha "novedad" se observa en todos los discursos. Las oficinas cubanas en 1959 colgaron letreros en sus puertas que exigían: "Sea breve, hemos perdido cincuenta años". Se aprecia por igual en las disputas: una investigación de 1700 páginas publicada por la Universidad de Miami (1963) le negó cualquier adjetivo a la nueva realidad cubana: fue titulada a secas Un estudio sobre Cuba.

En los 1950, la nueva Cuba necesitaba libertad económica y justicia social y un régimen libre de trabas con naciones extranjeras y libre de apetitos de políticos y personajes propios. Ese programa era expuesto por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), de Rafael García Bárcena, con estas palabras: (El MNR) "se enfrenta en lo económico al comunismo, y se dirige a superar el capitalismo. Se opone, en lo social, a las exclusiones sociales o clasistas y a toda forma de totalitarismo" y concretaba su pensamiento doctrinal en: "Nacionalismo, Democracia, Socialismo".

Sobre esos pilares, la libertad política (democracia), la justicia social (socialismo) y la recuperación de los bienes del país (nacionalismo), todo ello también bajo las influencias de la Revolución mexicana, la república española y el new deal, se asentaba la cultura política cubana de los años 50.

Ese campo aportó entonces un cambio radical al programa tradicional que aseguraba que "sin azúcar no hay país". La nueva Cuba repudiaba ser un "presidio de cañas amargas". El líder sindical comunista Jesús Menéndez afirmó: "sin obreros no hay azúcar", o sea, sin obreros no hay país. El MR-26-7 radicalizó esa trayectoria: llamó a quemar más caña en medio de la insurrección. En ello, enarboló una consigna más generosa: "Sin libertad no hay país".

En tal horizonte, las soluciones nacionales se situarían en el camino de los proyectos colectivos. De esa evolución no escapaba la percepción sobre el papel que los Estados Unidos habrían de jugar ante un triunfo revolucionario.

El golpe de estado de 1952 sepultó el gran triunfo del espacio posrevolucionario: la Constitución de 1940. Con los años, el contenido antidictatorial de la cultura política cubana de los años 40 y 50 —la cara "política" de su otra vocación democrática, la democrático social— se ha difuminado. La explicación de la Revolución según la cual su origen se encuentra en "causas económicas", impide recordar cómo se localiza también en contenidos específicamente políticos.

Muchos jóvenes, entre ellos Fidel Castro, fueron a Cayo Confites (1947) para combatir contra Trujillo. José Antonio Echeverría, Fructuoso Rodríguez y Juan Pedro Carbó Serviá, entre otros líderes estudiantiles, integraron una expedición a Costa Rica (1955) para defender el régimen constitucional de José Figueres. Dentro de Cuba, se contaba con la memoria del "aceite de ricino" y del "palmacristi" —provistos por Machado, y por Batista en su primera era— y se sabían los motivos de sus convicciones: amasar fortunas individuales, entregar el país a la embajada norteamericana y soltar las manos a la oligarquía cubana.

La preocupación no se reducía al pasado cubano, sino a la realidad de América Latina. «No es de ahora, ciertamente, la crisis del régimen democrático en nuestra América —decía Raúl Roa—. Su razón última hay que buscarla en las supervivencias de la estructura colonial, en la concentración de la propiedad rural, en el desarrollo económico dependiente, en el predominio político de las oligarquías, en la concepción patrimonial de la administración pública, en el avaro atesoramiento de la cultura, en la pugna interimperialista por el control de materias primas esenciales y en la etapa de tránsito social que atraviesa el mundo."

Fidel Castro, al denunciar la venta de armas por los Estados Unidos a Somoza y a Trujillo, y de estos a su vez a Batista, afirmó en la época: "Si los dictadores se ayudan entre sí, ¿por qué los pueblos no han de darse las manos? […] ¿No se comprende que en Cuba se está librando una batalla por el ideal democrático de nuestro continente?".

El programa de la nueva Cuba de 1959 alcanzó un consenso extraordinario al ser capaz de fusionar demandas diversas: "pan con libertad y pan sin terror". Mostró el hambre como el resultado de la injusticia, y no de la ignorancia del trabajador, y la libertad como conquista popular. Expropió así el concepto de "revolución" del campo de la "politiquería" y restituyó su sentido. El capital simbólico de la revolución se materializó sobre la tierra firme de la justicia: haría justicia histórica al pueblo de Cuba contra los desmanes de la dictadura, y proveería la justicia del futuro con el reordenamiento de la estructura política y económica del país. En resumen, prometía una nueva Cuba.


 

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Habla Antonio Pacheco

Tomado de CENTRO Tampa, por Myriam Silva-Warren

Hace cerca de un mes Antonio Pacheco Massó decidió viajar a los Estados Unidos para pedir asilo. Su destino final: Tampa. Pacheco Massó, de 50 años, residía en Canadá y trabajaba como entrenador en el vecino país, gracias a un contrato a través de Cubadeportes, empresa del gobierno cubano que se dedica a exportar el deporte. "De Cuba a Canadá fui a trabajar por un contrato y viví allí año y medio. Trabajaba en una academia de béisbol para niños", dijo Pacheco Massó en reciente entrevista a CENTRO Tampa y The Tampa Tribune. Según Pacheco Massó, en Canadá no enseñaba en inglés. "Bueno el béisbol tiene un solo idioma y es transmitir. Trataba de transmitir mi conocimiento con un poquito inglés y con acciones, y me hacía entender", dijo el ex pelotero.

Para algunos, el arribo del que califican una leyenda del béisbol cubano a EEUU no les tomó por sorpresa, o por lo menos eso lo expresaron algunos aficionados que se dieron cita en un juego amistoso para darle la bienvenida a Pacheco y recoger fondos para ayudar al ex pelotero. "Si llega Pacheco acá, ya llega cualquiera", dijo un aficionado que no quiso suministrar el nombre. Para Rigoberto Monteagudo, otro de los asistentes al juego, "Pacheco ha sido el segundo mejor pelotero que ha dado Cuba en todos los tiempos". El primero fue Omar Linares. Si Pacheco o Linares hubieran estado en EEUU, hubieran jugado en las Grandes Ligas cómodamente", dijo Monteagudo.

Ángel López, ex pelotero cubano y quien jugó ese día con Pacheco Massó, expresó que ojalá todos los peloteros de la isla pudieran estar en EEUU. "Pacheco no solo es gran pelotero y gran persona, siempre ayudó a los peloteros que comenzaban. Es un honor que esté en Tampa.", dijo López. Yobal Dueñas, ex pelotero cubano y quien jugaba con Pacheco Massó en Cuba, dijo: "Siempre fuimos amigos y me enseñó mucho. Lo recibimos con los brazos abiertos". Por su parte Pacheco Massó, tres veces medallista olímpico, contó que tiene amigos en Tampa, entre los que mencionó a varios peloteros. "Para decirte con toda sinceridad, en Tampa me siento como si estuviera en casa. He sentido el calor de las personas, la educación y la forma de ser de las personas. Sinceramente me siento feliz", afirmó Pacheco Massó.

El ex pelotero que fue también entrenador del equipo nacional de béisbol de Cuba y obtuvo para su país, bajo ese cargo, una medalla de plata en los Juegos Olímpicos del 2008, dijo que no deseaba tocar ningún tema político en la entrevista. "De política no quiero hablar. No soy político. Lo mío es la pelota y enseñar", enfatizó. "Vengo a trabajar acá, a enseñar y a vivir. Trataré de transmitir mi experiencia, mi conocimiento y aprender también porque nunca en la vida lo aprendes todo".

Pacheco Massó es un referente en la historia del béisbol cubano, ha sido el único pelotero que ha vestido todos los uniformes de la selección de su país, en todas las categorías, desde niño. Recordó que a muy temprana edad, en medio de la pobreza, supo que lo suyo era el béisbol. La excelencia como deportista en la isla hizo a Pacheco Massó acreedor de sobrenombres como el 'Gran Capitán' o el 'Capitán de capitanes'. "Jugué 22 series nacionales con el equipo de Cuba; 16 en el equipo nacional; fui capitán del equipo nacional de Cuba por 16 años. Fui a tres olimpiadas como jugador, dirigí el equipo cubano en una olimpiada, dirigí 7 años el equipo de Santiago de Cuba, obtuvimos tres campeonatos y un subcampeonato", indicó al resumir su hoja de vida deportiva. Dijo tener el record en Cuba con un promedio de bateo de por vida de .334 y aparecer entre los 10 mejores peloteros cubanos. El segunda base es dueño del récord histórico de más hits conectados, con 2,356.

¿Pero por qué no regresó a Cuba desde Canadá?

"Pusimos todo en una balanza, fue una decisión familiar y nos preguntamos: ¿Dónde es mejor estar? En Canadá, mucho frio, no era el ambiente de uno que vive en Cuba y acá el clima, las personas y Tampa la vimos como un lugar tranquilo", dijo. Pacheco Massó llegó a EEUU con su esposa, quien trabajaba como enfermera en Canadá. Confesó que de Cuba extraña a su familia, a sus amigos y a sus hijos. "Estoy pidiendo el ajuste cubano (asilo). Como todo cubano que llega a hacer sus papeles acá. No me voy a quedar sin papeles acá y estoy tratando de sacar mi permiso de trabajo, ni licencia de conducir y quiero aportarle a la sociedad", dijo.

La expectativa de Pacheco Massó es trabajar y tratar de llegar a lo máximo en el deporte de la pelota caliente en los EEUU. "No lo puedo hacer como jugador, pero creo que la vida da una segunda oportunidad y me siento con capacidad para hacerlo", expresó. En el juego de recibimiento de Pacheco Massó se dieron cita jugadores como René Arocha, Roberto Molina, Ángel López, Mael Rodríguez, Rolando Arroyo, Yobal Dueñas, Osmany Estrada y Orlando Chinea, quienes jugaron contra un equipo local. Tras el juego se fueron a "un after party" en el restaurante La Gran Colombia quien les ayudó con las camisetas que lucieron durante el juego, todas con el emblemático 47 de Pacheco.

"Acá me quiero sentir como cualquier persona normal. No es fácil tomar una decisión para entrar o salir del país Es una decisión personal, me entiendes. EEUU me ofrece la oportunidad que le ofrece a todo el mundo, que es un país desarrollado", agregó Pacheco Massó, quien había jugado en EEUU antes, en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996 en el Clásico de San Diego y en Tennessee. Y aunque hubiera podido desertar de la isla, no lo hizo en ese entonces. "No lo hice y ahora estoy buscando una segunda oportunidad. si la vida me ayuda sueño con ser entrenador de las Grandes Ligas", expresó.

El entrenador Orlando Chinea, quien ayudó a organizar el recibimiento de Pacheco Massó dijo que su llegada va a ser de gran ayuda para los futuros beisbolistas. "Pacheco es como el Derek Jeter cubano. Él tiene mucha experiencia, una barrera sería el idioma, pero él es un jugador de mucho profesionalismo", afirmó Chinea. De acuerdo con Chinea, lo van a ayudar a conseguir trabajo como entrenador, pero también "va a ir a la escuela a aprender el inglés". Chinea, entrenador de José Fernández (Marlins) y Lance McCullers que juega ahora con los Astros de Houston, expresó que en el área hay mucho talento. "Tenemos muchos muchachos, alrededor de 30, mucho potencial y aspiramos convertir a Tampa en el mejor pitching place de la Florida", dijo Chinea.

Al cierre de nuestra edición el portal Cubanet.org, publicó un artículo titulado "Diario de Cuba: La prensa oficial 'aconseja' a Antonio Pacheco permanecer callado".



 

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Descemer entre NY y La Habana

Tomado de El Toque, por José Jasán Nieves

Su carrera, sus contactos y alianzas, y su propia condición de persona que vive sin dificultades entre La Habana y Nueva York; le han vuelto un referente de las muchas potencialidades que existen para los autores de este archipiélago. Su nombre es Descemer Bueno y en estas semanas lo mismo suena en Madrid que en Nueva Delhi, porque anda "Bailando", junto con Enrique Iglesias.

"Yo creo que las canciones son las que han hecho todo el trabajo. Pero es cierto que luego de 10 años de trabajo intenso con Enrique y varios hits (Loco, El Perdedor…) mi nombre se ha posicionado mucho más y hoy puedo comenzar a hacer dúos con otros intérpretes internacionales reconocidos como los españoles de Estopa"; describe el creador habanero cuyo nombre es un rejuego con las sílabas del nombre de su madre: Mercedes.

"Ese posicionamiento es también beneficioso para otros creadores cubanos, cree Bueno, quien también considera que sobre sus colegas del archipiélago caribeño pesan desventajas para insertarse en la difusión internacional."

"Puede ser tan difícil hasta el punto de que no se logre, porque para los compositores de este país hay más que agua de mar en el camino entre su Isla y el resto de los continentes. Hay como un empeño en hacerles difícil el hecho de poder llegar a ser cantados por otros artistas fuera de Cuba, y más que nada porque accedemos a una competencia bien difícil con muchos países del continente ya posicionados y con mucha experiencia", aprecia.

Luego de que Descemer se convirtiera en una figura pública ha debido soportar el precio de la fama, con dos polémicas diferentes en menos de un año. Desde Perú, alguien le acusó de plagiar la canción Bailando, mientras poco antes en el archipiélago caribeño circularon correos electrónicos sobre un supuesto altercado con los custodios de un edificio empresarial en La Habana y sus afanes de "nuevo rico".

"A mí me hizo mucho daño ese rumor porque no soy persona que se ayuda de técnicas así para darse publicidad, sobre todo porque tengo dos hijos que crío con la educación que me dieron. Han querido señalar la pestaña en el ojo de un artista graduado de guitarrista concertista de guitarra clásica, que cada año da clases en la Universidad de Brown, en Boston, y las ha dado en la de Stanford y la de Cape Town; y lo que han hecho es un absurdo", comenta.

"Yo interpreté eso como un ataque a lo que represento", afirma el autor, consciente de que más que un modelo de éxito económico o reconocimiento internacional, su carrera es también un símbolo de los nuevos tiempos que se abren paso en Cuba.

 



 

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Lo dice el Banco Mundial:

Tomado de PanamáON

Ningún país de la región, a excepción de Cuba, puede considerar de alta calidad a sus maestros en comparación con parámetros mundiales.

La mayoría de los profesores latinoamericanos no provee instrucción de calidad a sus estudiantes como para prepararlos para un mundo cada vez más competitivo, revela un estudio del Banco Mundial dado a conocer esta semana en Perú.

La investigación fue realizada en más de 15.000 aulas de 3.000 escuelas primarias y secundarias de 7 países de la región.

Por otra parte, indica que a pesar de que más niños están matriculados y asisten a la escuela, la baja calidad de los profesores es la mayor limitante para que América Latina alcance el nivel de las naciones más desarrolladas.



 

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