lunes, 14 de julio de 2014

Nuevas resoluciones aduanales en Cuba: otro paso atrás

Por Carlos Alberto Pérez

A veces uno se cansa de hacer catarsis y ver que nunca pasa nada, pero cuando se leen cosas como estas queda un sabor tan amargo que resulta imposible mirar hacia el otro lado. Ya sé que acá estamos tan acostumbrados a las malas noticias y como a las patadas, que la gente mira y traga como los peces sin que pase nada, pero callar ante lo mal hecho no tiene mejores sinónimos que complicidad y oportunismo, por eso siempre prefiero gritar.

Resulta entonces que la Aduana General de la República de Cuba vuelve a enfilar los cañones contra el pueblo cubano, y ante situaciones presuntamente controlables (medios tienen para eso), una vez más la opción ha sido ¨botar el sofá¨, en lugar de encontrar alternativas y soluciones al conflicto que se enfrentan. Pero antes de entrar en cualquier análisis de la noticia, mejor revisemos algunos detalles de la polémica medida.

Según informó hoy el diario Granma, cuatro nuevas resoluciones se encargarán de regular la entrada al país de todo tipo de artículos y productos. "Estas decisiones se tomaron a partir de un estudio que confirmó los altos volúmenes de importación que realizan determinadas personas con destino a la comercialización y el lucro, usando para ello los márgenes de importación no comercial establecidos hasta ahora".

Como referencia a las "infracciones" que se estaban cometiendo con ánimo de lucro, las autoridades aduaneras expusieron varios casos de pasajeros que al llegar al país importaban decenas de monitores y televisores de pantalla plana, impresoras y torres de computadoras, entre otros, lo que destapó las alarmas de la aduana, quien recalca que "las personas naturales solo pueden realizar importaciones sin carácter comercial".

Las mencionadas resoluciones disponen las nuevas cantidades de artículos permitidas a importar por cada pasajero, sus valores, así como el peso y el cobro del arancel de las misceláneas contenidas en envíos postales, aéreos y ma­rítimos.

Las decisiones y el contexto actual

Al parecer las nuevas resoluciones intentan poner orden en nuestras fronteras, así que a partir de ahora quienes se dedicaban a vivir de este negocio, los menos, tendrán que buscarse la vida de otra manera. Esto significa que los que puedan viajar ocasionalmente, con suerte una vez al año, es decir la mayoría, también serán víctimas de las fuertes restricciones impuestas para unos pocos, sobre todo porque las necesidades en Cuba son tantas que un solo viaje al año no resulta suficiente para cubrir ciertas carencias personales. Pero si a esto le sumamos que quienes viajamos también tenemos familia, se multiplica por un buen número los artículos que cada cubano quisiera importar a su regreso a la patria, lo que nos deja nuevamente en la encrucijada de "pagar justos por pecadores". Si además analizamos en las condiciones de desabastecimiento y altísimos precios que se encuentran hoy en el país, las nuevas regulaciones resultan ser cuando menos una gran injusticia con la única vía de oxígeno que encontramos como alternativa al verticalismo.

Ahora bien, ¿qué es lo que realmente les molesta a los decisores de la Aduana General de la República? ¿No existe un procedimiento menos autocrático para imponer el orden? ¿No tenemos policía e inspectores para combatir las ilegalidades?

Para vivir en una isla que flota en medio del mar Caribe, sin acceso a ningún tipo de fronteras, económicamente devastada y dependiente del capital y remesas extranjeras para la supervivencia diaria, no tiene lógica alguna cerrar, prohibir, multar, o reducir lo poco que se puede introducir al país. Y si el problema fuera el mencionado mercado ilícito, no es la aduana precisamente la encargada de regular cerrando las puertas de Cuba al mundo, sino otros organismos que bien saben qué hacer cuando los cubanos nos salimos de la raya.

Ya anteriormente la misma Aduana había impuesto una serie de drásticas medidas sobre la importación de artículos del extranjero, y no se pudo erradicar "el problema". ¿Qué harán cuando dentro de 5 meses se percaten que aún sigue sucediendo lo mismo? ¿Impondrán la tercera fase de asfixia?

La solución podría comenzar desde adentro, como por ejemplo eliminándole el altísimo por ciento de aranceles impuesto a los productos en nuestra red comercial por encima de su costo real, y no cazando a los que salen a buscar por medio mundo lo que no es posible encontrar con calidad y a buenos precios en ninguna tienda cubana.

El ejemplo, cuando se exige con mano tan dura, debería empezar desde adentro.


 

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